El tema no es para banalizarlo, ni ironizarlo,es demasiado serio porque estamos hablando de la muerte de un niño por un petardo manipulado en plenas fiestas de Hogueras de San Juan en Alicante.Y como decía Unamuno la verdad siempre es desnuda, demasiado desnuda.
Aquí hablamos de la muerte de un niño de nueve años y el inmenso y terrible dolor de una familia ya marcada de por vida.
Aquí hablamos de la muerte de un niño de nueve años y el inmenso y terrible dolor de una familia ya marcada de por vida.
El sábado 22 la alcaldesa y su equipo de gobierno junto al presidente de la Federación realizó un acto de cinco minutos de silencio en memoria del pequeño Aarón en la plaza del ayuntamiento. Se colocó un crespón negro en la hoguera oficial. Durante esos cinco minutos la bandera alicantina estuvo a media asta.
Se dijo que ese sábado los festeros en la ofrenda y los toreros en la plaza llevarían un lazo negro.Y en la mascletá no se dirían las palabras rituales de su comienzo. Pero la fiesta siguió y un niño inocente tenía su capilla ardiente en un tanatorio.
Comprendo los intereses que conlleva la Festa a muchos niveles que no voy a enumerar pero me resulta un tanto kafkiano que se decreten tres días artificiales de luto en la ciudad, justamente los tres últimos días, los más festeros, de nuestras Hogueras de San Juan. A mí eso no me cabe en la cabeza.
Me parece una representación del mayor de los absurdos.No hubiera sido lo suyo que el sábado se suspendieran todos los actos festeros o bien por la mañana del día 23 ,día del entierro, se suspendieran todos los actos festivos. Eso, desde mi humilde opinión ,hubiera tenido mayor sentido. Es una opinión como puede haber cantidad.
Las Hogueras han sido heridas de muerte,los políticos deben legislar el tema con mayor contundencia,así como la Federación y los padres no ver a sus hijos pequeños como hoolligans y estar más pendientes.
Aquí el que más ha perdido ha sido Aaron, ese niño que no gustaba de los petardos y una familia rota por un mal petardo.
Paco Huesca