27 de diciembre de 2019

La redactora peculiar es profeta en su tierra. Diario de una redactora peculiar y Agorafóbica perdida




(Actualizado 6/07/2020)



20:50 h, un día largo pero tenía que escribir aquí. Donde reflejé muchas quejas y lamentos y también momentos personales llenos de felicidad.

En estos dos últimos años me he dedicado a dos proyectos en forma de libro: Agorafóbica perdida, el cual está recibiendo algún que otro cambio y vendrá con sorpresa en febrero de 2020.

Tengo la sensación de andar hablando todos los días de ellos y resultar molesta. Pero no, aquí no había dicho ni una palabra.

Y es precisamente en este rincón donde personas como Paco Huesca (al que menciono en Diario de una redactora peculiar) Enrique mi lector fiel, hasta Roberto me apoyaron durante muchos años.

No, no me han dado un premio y puedo retirarme a la campiña inglesa a escribir cual Jane Austen, pero algunos medios de comunicación comienzan a hacerse eco y para mí es la mejor noticia. Son años, horas e ilusiones vertidas en páginas en blanco. 

Años como redactora en trabajos que no me colmaban pero me ayudaban a sobrevivir y pienso seguir ejerciendo como tal, pero obviamente mi carrera como escritora me la estoy tomando más en serio. Con o sin entrevistas, las noches son sagradas para mí, ese mágico momento donde escribo para mí y para ti.

Así que sólo me resta darte las gracias por estar a mi lado estos años.

Te dejo las entrevistas y, sobre todo, un abrazo virtual por apoyarme y creer en mí.







Destacado en Diario de Burgos, Palencia, del grupo Promecal

No puedo incluirlo puesto que en la edición digital no aparece sí en la de papel que Javier M. Faya Barrios me hará llegar en breve (es un encanto y gran profesional)


6 julio de 2020. Alguien decidió hace unos meses hacer una crítica nada constructiva sobre Diario de una redactora peculiar, como no miro a diario ese tipo de cosas, lo descubrí hace un par de meses.

Me faltó de todas las formas elegantes y mostrando ingenio para lucirse: en resumidas cuentas: cargó su odio hacia mi persona. 

Le salió mal la jugada. Yo ya no me altero. Yo ya no me enfado por cosas así. Le ofrecí devolverle el dinero: 8 euros, pero aún no me ha contestado.

Su crítica se convirtió en un espectáculo en las redes sociales y recibí muestras de comprensión y muchas bromas respecto a una persona que pierde tiempo de su vida en decir que no un libro no le ha gustado, pero sabiendo que su intención es hacer daño gratuitamente.

Señores, esta es la nueva normalidad: personas con mucho odio dentro y mucho tiempo libre ;)


Gracias por leerme,

Juana Sánchez G.