Cuando pensamos en el cine, incluso los que hemos vivido las sesiones dobles con pipas y altramuces envueltos en papel de periódico o de estraza , y seguimos recordando los cines de verano que había que llevarse hasta un cojín con la tortilla de patata y la botella de La rosa alicantina, pensamos en la nostalgia, los proyectores, el celuloide,la oscuridad ¡sin móviles! (qué gozada )
Historias que no te hundían en butacas de madera pero que no dejaban levantarte hasta que comenzaban a encenderse las luces.
Hoy en esos cines comodísimos e impersonales con butacas que te separan dos metros de tu vecino no es lo mismo.
En la última peli de los Cohen -recuerdo la primera de los brothers que di a conocer en Alicante fue en los Astoria, se llamaba "Sangre fácil" - no me gusta la película que nos cuentan, sino las películas que dentro de ella cuentan, vividas como si fuéramos uno más del plató y no de Ciudad de la Luz precisamente.
JOEL Y ETHAN COEN
Las sonrisas falsas de sus esplendorosas bailarinas a lo Berkeley, la Esther Williams de turno requetepeinada surgiendo de las aguas más que azulonas, los ensayados pasos de claqué de sus galanes con las manos en los bolsillos y el cigarrillo colgado,los romanos de pierna al aire con inmensos decorados de cartón piedra tras ellos, los bellezones a lo Verónica Lake de regusto cine negro, los grandes del western que no saben juntar dos palabras con su caracolillo a lo Ricky Nelson.
El cine y sus gentes. Más de cien años o así de celuloide y todo sigue casi igual.Las estrellas no han cambiado, sus secretos y la necesidad de generarlos en las revistas de papel couché siguen siendo carne de cañón.
Casi cien años y seguimos bebiendo los vientos por ellos. Las pelis de la película que nos cuentan los Cohen son apasionantes. Un homenaje al cine de una época muy determinada pero también un homenaje a nosotros mismos, a nuestros mejores recuerdos, a ese ayer que es la base de nuestro hoy.
Ayer como hoy, hoy como ayer. Más cine, por favor. ¡Ave,cine!
Hoy 18 de febrero se conmemora el día internacional del Asperger. En otra ocasión redacté un artículo al respecto. El protagonista era Camilo, él tuvo la suerte de que le diagnosticaran el síndrome (que no enfermedad) a una edad temprana.
Durante un año y pico he estado interesándome por este síndrome leyendo todo lo que caía en mis manos. Hablando con personas que son asperger. A la conclusión que llego es que no sé nada. Porque no se puede clasificar a las personas por poseer un rasgo en su personalidad. No todos los asperger son iguales.
Algo que se achaca a una persona con asperger es la falta de empatía lo cual no es exactamente así. No saber gestionar las emociones sería la definición correcta. Pero eso no significa que para un asperger una persona que sufra le sea indiferente. Quizás le duela más que a la mayoría, ver a alguien pasarlo mal pero no sepa cómo ayudar.
Ser asperger tampoco es sinónimo de tener una inteligencia superior (aunque en muchos casos sí) Ser asperger es sinónimo de no saber manejarse en ciertas situaciones sociales que se presupone, nos han de gustar o resultan fáciles y agradables como: bailar, estar en lugares llenos de gente, en espacios con mucho ruido o luces... ser una persona sociable, aunque -una vez más- no todos los asperger rechazan una invitación a un evento donde haya muchas personas si se siente cómodo.
En este artículo que he encontrado hoy "Aprender a quererme" esta persona lo deja claro: a veces,un asperger huye ante una serie de emociones ajenas porque no saben gestionarlas, no por indiferencia.
Si algo saco en claro es que hoy es el día de muchas personas que han pasado años de su vida sintiéndose incomprendidas y juzgadas por otros ,probablemente por quienes más les han querido.
¿La razón? No cumplir con unos patrones de comportamiento estandarizados y tener que vivir continuamente para agradar al otro, lo cual resulta agotador. Y a la vez, dicho por una asperger: también lo contrario, los neurotípicos (nosotros) debemos realizar un ejercicio enorme de empatía para ponernos en el lugar del asperger y a veces, podemos ser tratados con dureza por una característica común entre muchos asperger: un carácter inflexible y una sinceridad que puede rozar el improperio.
Sí, todos estaréis pensando en Sheldon Cooper (personaje de ficción)
El problema viene cuando un asperger se pasa media vida interpretando un papel para agradar a su pareja, a la sociedad, o a los compañeros de trabajo para no desentonar... y es tratado con dureza cuando decide ser coherente con lo que piensa y no hacer nada que le haga sentir mal.
Resulta difícil para su entorno ver cómo de repente esa persona 'cambia', pero no se trata de un cambio, son muchos los adultos diagnosticados como asperger a partir de los 35 años o superados los 40 que un día "estallan" hartos de la presión, la ansiedad, hastiados de una falta de comprensión por parte de quienes le rodean. Puro cansancio. Imaginemos a un actor fingiendo ser quien no es las 24 horas, pues eso.
Lo cuenta muy bien Francisco Violat en la siguiente entrevista, que os invito a leer.
Este fragmento resume qué supone ser asperger:
"Una persona que llega a los 40 años sin saber que es Asperger tiene que reeducarse, replantearse algunas decisiones de vida y compensar algunas deficiencias en su forma de socializar. Y esta falta de acompañamiento psicológico a lo largo de su vida en temas de interacción social deja cicatrices: abuso, acoso e incomprensión."
A la conclusión que llego es que todos, sin importar nuestra condición, deberíamos:
1. Aprender a querernos para poder querer a los demás
2. Ser tolerantes
3. Ponernos en los zapatos del otro, y no juzgar a la ligera
4. Y sobre todo, no exigir a nadie que haga algo que le desagrada, porque no sabemos hasta qué punto puede llegar el sufrimiento de una persona que calla para contentarnos. No seamos egoístas.
Puede ser duro ser asperger, sobre todo si no cuenta con el apoyo de un experto desde niño, pero convivir con alguien que no ha sido diagnosticado, o que no esté recibiendo un apoyo psicológico adecuado también puede resultar una experiencia difícil, frustrante. Ambos se hacen daño sin querer o mejor dicho, sin saber... Es como si uno hablara en chino y el otro en arameo.
Hoy, es el día de la esperanza para el que se siente o se sabe diferente.
¿Para los que le rodean? Un día feliz si por fin logran encontrar ese apoyo que desde niños debieron tener.
"Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos" (Buda)
Llevo un tiempo queriendo escribir sobre las alternativas que hay en nuestra ciudad para ver buen cine. Desde la Universidad de Alicante llevan años ofreciendo ciclos en versión original tanto para alumnos como para amantes del séptimo arte.
Este mes de febrero dará comienzo:
TRIÁNGULOS AMOROSOS DÉCADA A DÉCADA EN EL CINE
Los triángulos amorosos son el nexo común de este ciclo que tendrá lugar en la Sede Ciudad de Alicante en el edificio de la calle San Fernando, 40, todos los martes a las 19:30 horas, del 23 de febrero al 17 de mayo. La entrada es libre limitada al aforo.
La oferta se amplía los jueves con un taller dirigido a alumnos y a todo aquel interesado en el análisis fílmico. Además de la proyección de la película, hay espacio para el debate y la reflexión.
Estos talleres tienen un fin, el de ofrecer una alternativa a todo el que esté interesado en el estudio del cine en profundidad ya que no existen unos estudios superiores en este ámbito.
El Aula de Cine está presente en la UA desde 1997, aunque sus servicios estén enfocados principalmente a los estudiantes, son muchas las conferencias, talleres y diversas actividades las que ofrece para el público en general.
El cine, al igual que otras disciplinas dentro del arte, como el teatro, la música, el baile o la pintura, resulta una pieza imprescindible para enriquecer al ser humano.
Quaderns de cine es el ejemplo. Esta revista, creada en 2007, sirve como vehículo para relacionar el cine con la pedagogía, la emigración, la Transición y otras temáticas que demuestran la valía del cine como reflejo de la sociedad, sus cambios y avances en fenómenos como el feminismo o la memoria histórica.
El cine como ocio, reflexión, estudio y filosofía de vida.