Los lugares son como algunas personas. Si te importan, descubres recovecos aunque las hayas visto o escuchado un millón de veces. Con el castillo Santa Bárbara ocurre lo mismo. Visitarlo hoy fue una improvisación por parte de una amiga. No entraba en mis planes, como la mayoría de las cosas bonitas de la vida.
Con una humedad que convertía las aceras en pistas de patinaje y un sol que a su vez, calentaba nuestros rostros, hemos iniciado el ascenso a uno de los lugares más emblemáticos de Alicante junto al parque de la Ereta. Pero no estábamos solas, otra amiga se ha unido a esta pequeña aventura. Cuantas más mejor.
Y así, juntas, con mochilas y ganas de respirar otro aire hemos pasado una jornada de sol, de historias que desconocíamos, como la del burro Manolo y horas después hemos descendido ligeras de equipaje y de problemas.
No sé si debo dar las gracias al Benacantil, a ellas o a todos los iones que se han venido conmigo. Pero la esencia de la felicidad no está en los grandes sueños o metas que nos imponemos, sino ahí al lado, junto a esa amiga, frente a esa playa, dando de comer a unos gorriones.
Joana Sánchez
4 comentarios:
Eso es inaugurar bien un año, con momentos agradables para recordar cuando nos sobren los no tan buenos.
Esta ciudad puede gustar más o menos, pero sin duda tenemos un rincón privilegiado donde poder escaparse de ella y estar alejados de su bullicio y el mal que la contamina.
Hubiera cambiado mi agenda, sin duda, por poder compartir tal escapada :)
Estoy con Elisabet, estos momentos son pequeñas joyas para guardar en nuestro interior.
Mabel hija, las agendas se ajustan y ya está. Beni no se mueve del sitio (o eso creo)
Un besico para las dos
Sí, es un buen regalo, Joana. Yo ya no puedo subir, creo, pero tengo tantos recuerdos con mi niño, (ahora cuarentón), y tantas fotos en ese "santo" lugar" que es para nosotros lo que para ti ... un regalo tan solo recordarlo y saber que está ahí.
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