El Preguntón lleva en mi casa muchos años. Al principio, este juego de preguntas y respuestas que en su día regaló el Diario Información, formó parte de un ritual durante muchos sábados. También creo haber jugado con mi hermano. Años después pasé tardes gloriosas con otra persona, con la que siempre quedaba en evidencia mi desconocimiento de la provincia. Llegando a rozar el sonrojo.
Me acostumbré a llevar un par de sobres con preguntas y respuestas en mi bolso o en la cartera. A veces, cojo unas cuantas y me pregunto, sí he creado una nueva modalidad El Preguntón Solitario. Hay que adaptarse a los tiempos.
Hace unos años os propusimos algunas preguntas a vosotros, alacantís de toda la vida y que tan bien conocéis las costumbres y los personajes que han habitado en ella.
Será la nostalgia o por volver a poner a prueba vuestros conocimientos que hoy os voy a formular una pregunta, una solamente para no abusar. ¿El premio? Lo iré pensando. Pero vamos con la cuestión, a ver si entre todos logramos que una consiga ubicar un pueblo en su lugar y refrescar conocimientos básicos.
Se trata de un juego sencillo, divertido y cultural.
Igual conseguimos ponerlo de moda en este 2015 y el periódico se digna a lanzar una versión actualizada.
Atención, pregunta:
¿Qué famoso botánico y viajero publicó el hallazgo del mosaico romano "dels Banys de la Reina", en Calpe?
Estaba muy malito hace unos dos años. Concretamente El Consorcio iba a realizar su gira de despedida ya sin él pues tenía problemas de movilidad. Hace muy pocos días en un homenaje que le rindieron a Juan Carlos Calderón ante cerca de dos mil personas,Sergio Blanco se encontraba sentado entre el público.Pero fue ovacionado como no podía ser de otra manera.
Sergio,el compañero de Estíbaliz,el cuñado de los Uranga, el más gracioso y risueño de todos nos ha dejado.Y lo ha hecho casi en San Valentín, él que cantó tanto al amor.Tuve la oportunidad de conoocer al grupo cuando todavía se llamaban" Voces y guitarras" y no habían grabado ni un solo disco. Fue en una comida en el comedor del Colegio Mayor de Deusto (Bilbao) donde compartimos mesa y mantel con Sergio ya que por la tarde daban un pequeño recital en el colegio mayor.
Y Sergio que tenía mi misma edad, me era muy cercano, con mucho sentido del humor y muy bilbaíno por supuesto. En aquella época en Bilbao por los lugares de ocio te lo podías encontrar con Estíbaliz, Arantxa, Amaya o con cualquier Uranga tomando potes, así como a los hermanos Rojo (I y II ) y Clemente del Athletic de Bilbao, como a los componentes de Los Mitos.
Luego vino Mocedades siempre de la mano maravillosa de Juan Carlos Calderón.Su éxito en Eurovisión con "Eres tú".Luego el dúo de Sergio y Estíbaliz y su también participación eurovisiva cuando el festival era otra cosa.Más tarde llegaría El Consorcio.
Las canciones y voces de todos ellos han formado, sin duda, la banda sonora original de muchas vidas entre las que me incluyo.Años atrás recuerdo verles en el ya desaparecido Il Paradiso (el Para para los amigos) en la avenida de La Condomina.
Canciones inolvidables, versiones impresionantes y una canción sirvió de BSO a la película "Amor de hombre" del alfasino Juan Luis Iborra.
Y aquel chico casi imberbe, un tanto hippy fue dando paso a otro con barba e incluso con barba blanca pero siempre risueño, con sentido del humor. Estíbaliz se ha quedado sin Sergio...y ella lo sabía, como la canción.
No voy a escribir una reseña sobre esta novela de Amèlie Nothomb porque no la he terminado, y al escoger una imagen de la portada me he quedado noqueada con la lectura de una de ellas.
¿Cómo se puede tan alegremente romper casi literalmente un libro? No me ha poseído una fanática, pero son varios los títulos que he leído de esta belga-nipona y creo que su dominio del lenguaje y su imaginación, a la vez que su capacidad para la crítica en el terreno laboral son sublimes. Ahí están sus libros para leerlos y disfrutar.
No sé si "Ni de Eva ni de Adán" es una novela sobre amor. Creo que es un libro que narra la historia de una belga que regresa al país que la vio nacer y en ese reencuentro aparece un personaje tan peculiar como ella y es de recibo que acaben uniendo sus vidas.
Humor, la diferencia de costumbres, el miedo a amar, la complicidad, un paseo por Japón a través del personaje que no desvelaré, romper moldes, reflexiones divertidas sobre el protocolo amoroso japonés, son unas breves pinceladas para abrir boca.
Por ahora me quedo con estos párrafos:
"Le quería mucho. Y eso no puedes decírselo a tu novio. Lástima. Por mi parte, quererlo mucho significaba mucho. Me hacía feliz. Siempre me alegraba de verlo. Sentía por él amistad y ternura. Cuando no estábamos juntos, lo echaba de menos. Así era la ecuación de mi sentimiento hacia él y aquella historia me parecía maravillosa. Descubrí que mi miedo era infundado. Rinri sólo esperaba de mí que yo le escuchara. ¡Cuánta razón tenía! Escuchar a alguien es lo más. Y yo le escuchaba con fervor."
"Lo que sentía por aquel muchacho no se correspondía con ninguna palabra del francés moderno, pero en japonés el término adecuado era koi. En francés clásico, koi puede traducirse por gusto. Sentía gusto por él. Era mi koibito, aquel con el que compartía el koi: su compañía era de mi gusto"
Y estas historias están unas junto a otras en una biblioteca de Alicante. Esperando a ser descubiertas por un seguidor de la escritora o por alguien que por curiosidad decida elegirla.
A mí, por ahora, me gusta y mucho. Creo que es una de las partes del día que más me agradan, coger el libro y perderme con esta japonesa de adopción que después de muchos años ha vuelto al país que la sedujo para tropezar con un ser en apariencia frío, callado, pero que guarda tantas historias como sentencias cada vez que abre la boca. Las apariencias siempre engañan.
Quién no tiene un lugar donde ha pasado horas estudiando. Para una oposición, para una carrera, un grado, no importa, el caso era encontrar ese espacio donde sentirse no como en casa sino mejor; donde la paz no la perturbaba ni el timbre de la calle, ni el teléfono y gracias al ambiente, lograbas rendir más que en cualquier otro lugar.
Durante muchos años ese santuario estudiantil para mí fue la biblioteca Azorín, o como comúnmente se la conoce: la biblioteca de la playa.
Acudir hasta esta biblioteca pública situada en el Paseito Ramiro, 15 se convirtió como en un segundo hogar. A las horas de estudio, salpicadas con descansos, se unía la pasión por la lectura, esa que aparece tentadora cuando una ha de leer otros libros por obligación, y había que escaparse hasta un banco cercano para sumergirse en ellas durante un rato.
Hoy, después de mucho tiempo sin acudir, por fin se produjo el reencuentro. La temperatura de la sala era altísima y mi abrigo y la bufanda pesaban, mi tos la he mantenido en jaque durante la búsqueda de mis libros para no molestar al personal.
Todo seguía igual. Algunas caras me resultaban familiares, otras no, y algunas simplemente ya no están. Es curioso cómo se llegan a estrechar lazos con desconocidos sólo por el hecho de compartir un espacio.
Poco han cambiado las cosas. La sala de estudio, me dice el señor que atiende tras un mesa que debe llevar allí décadas "no la abrimos, exceptuando fechas de mucha concentración de gente", asiento y me marcho.
Con mis dos adquisiciones me quedo en la sala de los ordenadores, abro una de mis lecturas y la tos comienza a arrancarse por bulerías. No es plan. No está bien. Allí hay gente estudiando.
En la máquina de siempre, echo una moneda para tomar algo que se supone que es chocolate caliente, no me importa lo que sea, hace bien su papel y a través de las vidrieras observo la playa. La misma que miraba con envidia cuando en verano me pasaba días encerrada allí con mis apuntes. Hoy estaba diferente. También bonita pero me hacía sentir nostalgia.
Después de un rato, he recogido mis cosas, y mi tos junto a dos títulos de Amèlie Nothomb, nos hemos despedido de ese espacio de donde tan buenos recuerdos guardo. Volveré, como siguiendo un ritual. Un acto espiritual. En silencio. Sin molestar y soñando con que algún día seré capaz de leer todo lo que hay en aquellas estanterías. Incluidas las películas, documentales y la música. ¡Para eso debería acudir todos los días y no va a ser así! Pero me gustaría tropezarme con un libro que hoy ha sido imposible hallar. Lo están buscando ¿lo encontrarán? Nunca se sabe.
La mal llamada fiesta del cine español subió de audiencia.Casi cuatro millones .Era sábado que no domingo y el año pasado el cine español también subió en espectadores.Bien y merecidos diez goyas a "La isla mínima" en una gala máxima.Pero vayamos por partes.
Dani Rovira lo hizo bien cuando el guión le dejaba, aunque en ocasiones parecían monólogos del club de la comedia. Hubo alfombra rosa o fucsia, eso no me quedó claro.No fue roja.¡Ay,ay! Se habló de cultura con mayúsculas, de la ley de cine prometida y siempre aplazada , de lo mal que van las cosas y del IVA pero discretamente por el presi de la Academia y Almodóvar al decirle al ministro algo así como que no estaba incluido en el mundo de la Cultura.
Desde Pe hasta "Nach" Wert pasando por Massiel (????). Chicos modelos y guapos y actrices jóvenes y bellas con vestidos, mejor faldas, imposibles para hacer cualquier cosa normal, entregando goyas.
Lo de los modelitos me está cargando un poquito. Televisivamente hablando la gala fue de cero patatero.Y lo que no se puede tolerar es que dure 3 horas 46 minutos sin anuncios.Y es que cuando uno ya anda mirando el reloj y no porque sean esas horas brujas tan bonitas, algo va mal.
Pasa lo mismo en las pelis.Y mal empezó la gala con una puesta en escena muy al estilo del director de la misma.Luego se recondujo.Cuatro canciones a modo de declaración de intenciones en donde las estrellas de antes fusionaban sus voces con las de ahora."Acompáñame", "A tu vera", "Yo soy aquel " y "Resistiré" (Marieta, Lola, Raphael y el Dúo Dinámico) con un final de acto coral a modo de musical.Esto siempre suele gustar al personal.
Se habló del pasado,del presente ,pero sobre todo del futuro del cine español.Y yo en esto me alegré de ver a Asunción Balaguer, Terele Pávez, José Sacristán, José Luis Cuerda y un Juan Diego algo rarillo por cierto, pues ellos son la historia del cine.
Y no podemos borrarlos de un claquetazo . Pero,hay más, ¿dónde están ? Hubo apología de la Cultura por todos los sitios.Banderas hizo un speach en donde me pareció llegaba hasta la filosofía, metafísica y su hija Stella del Carmen.
Muy bien los tres galardonados de "8 apellidos, vascos" por acordarse de Alex Angulo, Amparo Baró y ese beso entre Dani y Clara que era más real que de cine.
Y es que esto de los besos en directo se llevan un montón.Y no hablemos de lloros.Fue una de las galas mas lacrimógenas de la historia.De los agradecimientos no quiero ser cansino pero son un coñazo.Solo les falta agradecerlo a las mascotas.
El último,el del productor de la mejor película, es que ni sabía él misno lo que estaba diciendo.Aunque lo más patético fue la aparición del hombre orquesta, lo del claqué y el miniconcierto de Miguel Poveda que no se sabía qué pintaba aunque cante bien y todo eso.
Las galas deben ser ágiles.Recuerdo una presentada por Eva Hache que no llegó a las tres horas.Perfecta.
Justo el goya a Polonia y curioso que "Magical girl", Concha de Oro en Donosti, solo lograra el de mejor actriz.
La apuesta por los cortos bien pero señores, seamos coherentes ¿para cuándo los cortos de nuevo en las salas comerciales antes de los largos? Y poca cosa más.La llamada fiesta del cine español debe mejorar.Creo que la gala de los Goya debe pasar una ITV para que en su treinta cumpleaños sea digerible de una puñetera vez.
Por cierto, fue la gala de los tacos, pero eso no tiene importancia.
Esta mañana me he llevado una sorpresa, el mestre (lo siento, pero lo eres) me ha dado una sorpresa. El barrio Juan XXIII 2º Sector era el protagonista de uno de sus artículos y creo que merece la pena echar un vistazo.
Asomarse a los orígenes del mismo, la publicidad que invitaba a los ciudadanos a hacerse con una casa en una zona un tanto desangelada.El contraste entre los edificios que ya están rehabilitados y los que no, es grande. No añado más.
Este espacio es para Paco Huesca. Una es apasionada del cine, y él es el cine hecho persona. Pero no he podido evitar dedicar unas palabras a este malagueño que protagonizó el éxito del pasado 2014, "8 apellidos vascos".
Dani Rovira, cómico y para mí un desconocido hasta hace un año, se ha alzado con el Goya al actor revelación de los Goya 2015. Vi la gala por una casualidad, y si me enganché a ella fue por él. Su gracia, su soltura en el escenario y sus ocurrencias eran lo que le ponían chispa a un acto similar cada año, si exceptuamos al gran Buenafuente en el mismo papel que Rovira hace unos años, o a Rosa María Sardá.
Puede que "8 apellidos vascos" no se convierta en un clásico. En mi caso, se quedará grabada en mi memoria. Lo pasé bien. Me reí. Me pareció atrevida, porque una trama como ésta y con un guión tan ácido jamás lo hubiéramos sospechado hace diez años. Sólo por eso, y por hacer felices a muchos espectadores, merecería pasar a la historia del cine español.
Fui la primera en decir "no sé si ver o no la película". Una, que puede ser estúpida en ocasiones y que se jacta de conocer buen cine, o reír con las ocurrencias de los cómicos, no sabía quién era Dani Rovira, pero una vez que la vi, una vez que repasé todos sus monólogos me convertí en su fan. Apunto que fue gracias a Roberto que servidora vio la película más taquillera de 2014 y más divertida desde hace años. No sólo me quedé con el fenómeno que vino de las manos de Emilio Martínez Lázaro en forma de vascos vs sevillanos, sino que he seguido a Rovira en B & B, la serie, donde se puede comprobar que estamos frente a un actor. Tierno, ingenuo, gracioso, bueno..., no sólo ha mostrado su vis cómica.
JAVIER GUTIÉRREZ, MEJOR ACTOR 2015
A pesar de seguir la gala de manera intermitente, cada vez que él aparecía en un plano, escuchaba. Porque hay personas que tienen ese don, hablan y no puedes evitar mirar con atención, esperando a ver qué dice. Que fueran los Goya casi me daba igual.
Sus guiños al Ministro Wert, esa forma de reírse de sí mismo y de su ascenso hasta las estrellas, lo protagonizó al sentarse junto a Antonio Banderas y Penélope Cruz, los triunfadores en esto del séptimo arte por haber trabajado en Hollywood.
Pero como el sueño me venció, no vi el momento en el que se sentó y su nombre sonó como mejor actor revelación. No vi el beso de su efusiva pareja, Clara Lago, magnífica como esa vasca a la que nadie se atreve a toserle, tampoco escuché su discurso.
"La isla mínima" fue la gran triunfadora, no la he visto y no creo que la vea (¿otra vez estúpida? puede ser) pero no me apetece ver historias con sufrimiento por medio. Al menos no es mi momento.
El premio que se llevó Javier Gutiérrez Álvarez al mejor actor resultó más que merecido. Además de protagonizar "La isla mínima" fue el amigo y confidente de Carlos Iglesias en "Un franco 14 pesetas", título que forma parte de una extensa carrera, donde el teatro juega un papel muy importante para este actor versátil que con una mirada puede reflejar la bondad de un fresador o la maldad de un policía atormentado como en "La isla mínima"..
Que viva el cine y espero que Paco escriba una crónica con más detalle sobre lo que se pudo ver ayer. Eso sí, si algo salvó la gala, al menos hasta que la soporté: fue Dani Rovira. Sin él y sin "8 apellidos vascos" no hubiera aguantado ni media hora.