Vistas desde la Serra Grossa
Hacía años que no subía, pero mi compañera no la había visitado nunca. Al menos siendo adulta. Así que mi querida Mabel y yo decidimos que nuestro reencuentro sería con mascarillas y con una subida, no muy ambiciosa pero sí llena de simbolismo: La Sierra de San Julián.
No nos veíamos desde el 1 de marzo que junto al príncipe Shion estuvimos en la playa.
No somos un caso especial.
Pero sí lo fue esta pequeña excursión. Me sentí halagada porque mi alicantina no la había subido desde pequeña el día de la Mona y yo ya había estado allí con una amiga y con otras personas.
Situada frente al mar, en el acceso norte de la ciudad de Alicante, la Sierra de San Julián o Serra Grossa ocupa una superficie que supera las 80 hectáreas, enmarcada en un perímetro de 5 kilómetros.
Este hito geográfico-ambiental, utilizado por el ser humano desde la Prehistoria y decisivo en el desarrollo de la Ciudad, se concibe actualmente como un parque forestal urbano en el que se realizan trabajos de repoblación forestal y restauración paisajística que favorecen su uso como espacio natural.
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Mabel mira el plano: ESTAMOS AQUÍ
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Ataviadas con mascarillas, porque somos prudentes y responsables :) decidimos comenzar el ascenso con un objetivo: dejar que la conversación fluyera.
Ambas hemos crecido mucho durante estos años, y para mí era muy especial esta excursión.
Primero por ir con una buena amiga. Por encontrarme con gente subiendo a la que no conocíamos y que saludábamos como si fueran de la familia.
Ese instante olvidamos a quienes no cumplen con unas normas básicas y comprobamos que no éramos bichos raros.
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Un buen día para estrenar esta mascarilla
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Hacía calor, y no recordaba la de piedras que hay por el sendero que asciende hasta la serra. Admito que la mascarilla con mariposas es muy bonita pero nada apropiada para hacer ejercicio, aunque sea liviano.
Acabé sustituyéndola por una Ffp2 blanca para respirar correctamente. Sé que comentan que al aire libre es posible no llevarlas pero las normas las pusimos nosotras y preferimos quitarlas durante unos segundos mientras nos hicimos unas fotos que no voy a compartir :)
A veces no se trata de buscar lugares sofisticados ni exóticos para pasar una buena mañana de domingo.
A veces, sólo es cuestión de valorar la compañía y de disfrutar del paisaje al llegar a la cima, aunque ésta no sea una gesta digna de aparecer en una noticia.
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Mabel investiga |
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Mochila "militar", hay cosas que no cambian :) |
Hubo algo diferente en esta salida. Ambas estábamos ilusionadas. Como niñas esperábamos que llegara el domingo, pero el sábado por la noche un buen amigo decidió llamarme y contarme algo que no necesitaba saber.
Y la mejor terapia fue gritar al mar lo que nos había provocado todos estos meses, y no dejar que algo que ya intuía nos fastidiara una ilusión acumulada de cuatro meses: un reencuentro con una persona que ha estado a mi vera en momentos clave y espero que yo también en los suyos.
Entre risas, gritamos desde ese pequeño acantilado, como nunca lo habíamos hecho.
Y el mar, que es sabio, se guardó las palabras y al bajar, sudando y riendo, empezamos a compartir las travesuras que hacíamos de niñas.
Todo ello, salpicado de 'holas' y 'buenos días' a desconocidos que ya eran amigos.
La nueva normalidad, fue volver a hacer algo viejo.
¿Si hemos aprendido algo? No es que seamos unas santas, pero Mabel era una mujer extraordinaria antes y después de esta situación que aún no ha terminado.
Las personas leales, fieles, las que no abandonan el barco, es todo lo que ella representa para mí. Y siempre con el humor por medio aunque vengan nubarrones.
Los amigos son aquellos que te llaman tanto que aunque hayan pasado meses, parece que los viste ayer, exactamente así fue nuestra pequeña excursión que vamos a convertir en tradición (si nos dejan)
Juana Sánchez González