El día que murió mi Sara estaba tomando un cortado descafeinado en una barra.Saltaba la noticia en la tele del bar. Y tras mis oscuras gafas de sol se resbalaron unas lágrimas (igual negras como la canción que siempre cantaba a su madre) porque perdía mi mito, mi icono,la gran estrella española,mi Sara.
Una gran referencia en mi vida y para muchas generaciones.Tenía unos nueve años,pantalón corto y en los Maristas.
En una España gris y necesitada de fantasía bajo la censura de la dictadura franquista y las limitaciones económicas, Sarita, Sara, Saritísima fue la cara más barroca y atrevida del espectáculo por sus papeles melodramáticos,y por esa sensual manera de cantar, decir y vestir.
Los españoles necesitaban de Sarita, y un niñato con pantalón corto que ya había visto algo de sus etapas mejicanas y hollywoodense,comenzó a enamorarse platónicamente de aquella mujer tumbada en la chaise-long,con pitillo en boquilla y un tul que medio tapaba su escote siempre generoso por orden de la censura, cantando aquello de "Fumando espero".
Con Sara comenzó en España el erotismo en cierta forma.Su primera etapa española comenzó con el nombre de Alejandra,le seguiría la mejicana.Cual Dulcinea quijotesca puso una pica en Hollywood,la primera no lo olvidemos, trabajando con directores como Robert Aldrich, Antonny Mann ( su primer marido) y Sam Fuller.
Recuerdo la escena de "Dos pasiones y un amor"(1956) donde realiza unos pases de toreo ante un desplante de Joan Fontaine, amenazándola con una espada antológica. Se dice que en sus tres films en Hollywood la dobló al inglés Angie Dickinson, unas de las piernas más bonitas del cine.
Tenía un contrato para siete películas más, una de ellas con Paul Newman,pero fue "El último cuplé" de Juan de Orduña el que hizo quedarse y catapultarla a la fama con un año entero en cartel en el cine Rialto de Madrid. Lo curioso es que ella no iba a cantar,de hecho ya estaban grabados los play-backs por otra cantante.
Pero el tipo de erotismo que desprendía, muy suyo, insinuante y al tiempo puritano,convirtió a Sarita en un verdadero mito,uno de los pocos,estrictamente hablando,que recuerda la historia del cine español.
Se da la circunstancia que en Alicante algo sin precedentes tanto "El último cuplé"(1957) como "La violetera" (1958) y "Carmen la de Ronda"(1959) se estrenan a la vez en los dos cines más importantes de la época y de empresas diferentes, Avenida e Ideal.
Mi tía Carmela, mi cómplice cinematográfica, fue la bendita culpable que me llevó a ver "El último cuplé" al Ideal porque en el Avenida no me dejó entrar el portero. A partir de ahí me "sariticé",aunque era como un secreto a voces.
Había nacido mi mito por excelencia aunque andaba uno rubio americano por ahí. Veía sus películas, una, dos ,tres veces. Me sabía de memoria los diálogos,las canciones,compraba (me compraba mi querido padre) sus discos. LP´s, EP´s en la tienda de discos de mi tío Augusto en la calle San Francisco .
Maravillosos vinilos que ponía y volvía a poner en mi tocata hasta que mi madre y mi tía Conchín, pobres, ya cansadas , me decían: cambia un poco...
La mujer que mejor aguantó los primeros planos. Tenía su lado bueno. Siempre guapísima aunque ya luego en sus actuaciones televisivas utilizó la famosa media que difuminaba su rostro.
Rodó dos películas en Alicante."Noches de Casablanca"(1963) con todos sus exteriores aquí y la "revolución" diaria que se armaba en la Rambla ya que pernoctaba en el hotel Carlton. El otro film , "La mujer perdida "(1966) donde al comienzo aparece una escena de la playa de El Campello y al fondo una playa San Juan casi sin apartamentos.
Vi la película en el cine Filarmónica de Bilbao con Mario Conde en nuestra etapa de Deusto ,en ese pacto no escrito en donde íbamos los dos juntos al cine , según preferencias.Y los pactos están para cumplirse.
Cuando dejó el cine, a pesar de ciertos intentos por parte de Almodóvar,se presentó en los teatros.Jamás lo había hecho.Y su primer aparición fue con un espectáculo llamado "Sara Montiel en persona" en el teatro de La Zarzuela madrileño.
Les propuse a mis padres bajar de Bilbao y vernos en Madrid para poder verla por vez primera "in person".Y así fue . ¡Cómo me iba el corazón antes de alzarse el telón! Y allí apareció bajando unas grandes escaleras.
Luego visita obligada al camerino con mucha timidez para pedirle el autógrafo.Luego vendrían "Saritísima", "Saritízate","Doña Sara de la Mancha", "S. M. Sara Montiel". Cuando viene con uno de ellos a Alicante,se monta una cena en El Delfín junto a Pepe Tous (su tercer marido) Pirula Arderius, Luis de Casto y servidor.
Era un tiempo que viajaba con su marido, Thais pequeña, su perro, la tata, y afirmaba "cuando salimos de gira solo nos falta la cabra y el pandero".Y no olvidaré el día que subió la calle Cisneros camino a los minicines Astoria donde le enseñé mi sana mitomanía hacia ella.
Tenía una gran vis cómica que no supo rentabilizarla. Gustaba Alicante. Su hijo Zeus era del casco antiguo y le honró adoptar a dos. Aparte de haber estudiado en Orihuela,se la podía ver por Elche, Santa Pola, Tabarca y en Alicante, bien sentada en una terraza en el Barrio o en La Albufereta en un apartamento que tenía en Alfín o en el Club Naútico Costa Blanca.
La última vez que vi a Sara -Antonia fue el año pasado por Maisonnave,y la paré.Recuerdo de forma vaga cuando salió el primer año a procesionar la Santa Redención se la nombró con un cargo importante de la cofradía pero nunca llegó a desfilar muy a mi pesar que andaba con mil ojos.
En sus recitales en el Gallo Rojo solía bajar donde los espectadores,sentarse encima y pedirles fuego.Todo un clásico.
Hace diez años en la exposición de cine de La Lonja le dediqué un gran espacio llamado" S.M. doña Sara de la Mancha" con cartelería, fotos,discos, etc. fruto de mi mitomanía.
En esa exposición se gestó que el cartel de "Noches de Casablanca" estuviera presente en una secuencia de la película "La mala educación".
Una persona de El Deseo me pidió que Pedro Almodóvar quería ese cartel para la película y no lo encontraba,y pude intervenir para que eso fuera realidad a base una copia del original.A finales de año habrá una segunda parte de aquella exposición, también en La Lonja,y como no puede ser de otra manera estará ella, mi Sara,en el año que murió.
Parafraseando a Armando Calvo en los minutos finales de "El último cuplé" después de cantar "Nena", diría yo: Sara Montiel, la gran Sara Montiel acaba de cantar su último cuplé. La estrella,el mito,el icono se hace leyenda y se agranda. Y algunos nos quedamos huérfanos.
Adiós María Luján, Soledad la violetera, Carmen la de Ronda, la bella Charito reina del Chantecler, dama de Beirut, mujer perdida, bella Lola, espía en Casablanca,monja por dos veces, mora, mejicana e india.
Gran diva,irrepetible, adelantada a su tiempo y maravillosa.
En suma, hasta siempre querida Sara.
Paco Huesca