27 de enero de 2016

TODOS (CASI) somos un poco de MÚSICA, CINE y amigos.


Hoy lo hablaba con mi hermano, es difícil declararse seguidor de un único cantante, grupo o película. Es como tumbarse en la hierba, mirar al cielo y escoger una estrella.
Cada uno estamos hechos de retazos musicales. De canciones que oían nuestras madres o nuestros padres nos 'obligaban' a escuchar en viajes eternos.
Puedo vibrar con el rock más duro, mi primo ha sido y es seguidor de esa música y a él le debo apreciar ese estilo. Me dejo llevar por Bach porque lo oía junto a un amigo especial. Creo que no habría espacio para unir los nombres de los músicos que admiro.
Y luego están los anónimos, esos que tocan en la calle con el único propósito de alegrar la vida a quienes pasamos por delante.
Voces como la de Nieves Conlledo que se arrancan a cantar un aria delante de un violinista haciendo llorar y aplaudir a la gente por la calle. Eso no se olvida.
A poco que salgas de un cine o termines de ver una película y creas que algo te ha pasado por dentro, me entenderás.
Somos lo que leemos, oímos y vemos. Unas veces solos, otras con amigos. Que se convierten en piezas fundamentales. Seres con los que una canción se convierte en LA CANCIÓN.
Hoy se ha ido Black, ¿el mejor cantante de la historia? No. Pero, sí formaba parte de esa telaraña que todos tenemos en nuestro interior, tejida a base de letras que nos emocionan, nos hacen sonreír o reflexionar. A veces: bailar.
Formaba parte de mi telaraña emocional. La que te hace ser lo que en realidad eres.
No somos: profesores, dependientes, periodistas, policías, panaderos... somos lo que nos nutre el espíritu. O eso espero...



La vida era maravillosa pero 'necesitaba' un amigo...

Joana Sánchez González

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