7 de enero de 2016

Cuando un amigo se va




Salva Payá se ha ido. Y lo ha hecho después de muchas décadas tetrapléjico pero luchando como un jabato para no ser nunca una carga  para sus padres.Siempre haciendo amigos,regalando  sonrisas a sus enfermeras, bromas a sus cuidadores y levantándote el ánimo cuando lo visitabas a su residencia de turno.

La noticia me ha cogido por sorpresa máxime porque a comienzos de fiestas recibía como siempre por correo electrónico su foto con gorro de Papa Noel con su sonrisa.

Me ha resultado un mazazo. Luchó por los enfermos como él a través del movimiento asociativo desde un ordenador que manejaba  a  las mil maravillas con la barbilla.

Se hizo con una silla eléctrica que manejaba con su barbilla y le daba cierta autonomía. 

Leía, veía pelis que  a veces le acercaba, se podía hablar de todo y seguía leyendo revistas de motos su gran pasión y su gran perdición. De Salva, a pesar de ser un ser excepcional me maravillaba que si estabas depre era él quien  te subía la moral, me descuadraba y pensaba en lo poco que uno era.


En los lejanos 80 yo gerenciaba el cine Palafox de Elche y programé un maratón de cine y le dije me acompañara y nos quedábamos a dormir ya que al día siguiente domingo tenía matinal. Me dijo que sí.Pero el sábado en cuestión por la tarde me llamó y me dijo que eran fiestas en Alcoy y subía con la moto.

Quizás de   haberme acompañado a Elche no hubiera tenido el fatal accidente que le dejó postrado para siempre después de  luchar en Toledo y luego ya en Alicante como un auténtico guerrero.

Nunca olvidaré la sonrisa de Salva, lo ligón que era, la pasión que ponía en todo, sus palabras tan bien dichas, su espíritu de superación y ese cerebro que le funcionaba mejor que cuatro juntos.

Me acuerdo ahora en especial de sus padres que han llevado la situación de su hijo  de forma excepcional, ejemplar, impecable.Desde aquí toda mi fuerza y consuelo  a ellos , a su hermana Belén y resto de la familia.

Recuerdo un aniversario de los Astoria que vino con su silla - cama para recoger el carnet de hojalata tan feliz y sin complejos. Se ha ido cuando la cosa se ha puesto fea y tenía claro lo que quería y la familia lo ha cumplido.

Una persona a recordar y poner como ejemplo en estos tiempos tan obtusos donde no hay valores. El conservaba todos y hacía amigos y amigas, reía y no lloraba. Adiós, Salva que ahora ya más ligero recorras los cielos en una moto de esas que te molaban tanto.

Un abrazote. Echaré  de menos  las conversaciones, ese gran amor por el cine clásico y tu sentido  de la amistad. Adiós, amigo.

Paco Huesca

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