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19 de noviembre de 2014

El día del hombre


Eres tan hombre


Texto rescatado del mes de septiembre de 2013. 

HOMBRE DE VITRUVIO
Me caen bien los hombres. Sé que lo normal sería decir que son unos bichos, machistas, retorcidos y que sólo piensan en una cosa, qué añejo suena eso.
Hay hombres tontos, hombres listos, hombres insoportables, hombres aburridos, hombres malos, hombres ocurrentes, hombres nobles, hombres tiernos, hombres amorosos, hombres gruñones, hombres altos, hombres bajos, hombres inseguros, hombres sensibles, hombres cariñosos, hombres rudos…
Y así hasta el infinito. Ahora sustituye hombre por mujer y verás que no somos tan diferentes.
A un hombre le da igual si te has cambiado el color del pelo, o si te queda mal un vestido si es tu amigo o tu pareja, lo pensará en el más extraño de los casos pero se callará o quizás ni repare en ello. Tal vez no note que estás triste pero sí que estás más callada que de costumbre. ¿Desinterés? No.
Un hombre te cuenta sus frases para ligar y tú como amiga cómplice le das tu opinión pero le recuerdas que no representas a todas las mujeres del mundo ¡menos mal! y por esta razón un tanto frívola y otras que te cuento no me gustan las feministas profesionales, a mí no me representan sobre todo las que odian a los hombres.
Todo para ellas es machismo. Un anuncio. Un comentario en un periódico. Una idiotez por parte de un político a otra política. Eso sí, hablar de “macizorros” de “tíos buenos” en programas de radio o televisión por parte de locutoras respetables no es machismo, ¡eso es igualdad! Yo creo que es el comportamiento de una quinceañera sin muchas neuronas.
Hay hombres con los que hablar hasta que la luna asoma, hombres que lloran porque la ansiedad les puede, hombres que no encuentran trabajo y se sienten frustrados, hay hombres que hacen trucos de magia para que sonrías, hay hombres que adoran a los niños pequeños y te muestran fotografías de sus sobrinos, hay hombres que saben abrazar, hay hombres menos machistas que algunas mujeres.
Hay hombres que te escuchan aunque no les interese lo que dices pero son pacientes, hay hombres-niño que te gastan una broma o ríen por un detalle absurdo. Hay hombres sinceros que te dicen “sí, estás un poco más gorda” sin maldad, es una cuestión de sinceridad ¿para qué preguntamos?
Mujer
Hay mujeres que critican el lenguaje sexista y luego cierran la boca cuando otras en defensa de lo que sea o en defensa de sus bolsillos se desnudan porque sí, hay mujeres que se ofenden si algunos hombres las miran al pasar por la calle.
Hay mujeres que hablan de sexo en voz alta en la mesa de al lado de un café o en el tren para parecer modernas, hay mujeres que están deseando que les vaya mal a sus amigas para ofrecerles su amistad, hay mujeres que no soportan que sus amigas vuelvan a estar bien ¿de quién van a sentir lástima ahora?
Hay mujeres que se creen con derecho a defender a otras porque las consideran niñas, hay mujeres que no se gustan, hay mujeres que piensan que la igualdad pasa por el filtro de  vivir para protegernos a las demás gracias a profesiones que se han inventado y de las que viven muy bien, en vez de afrontar sus propias vidas. Quizás no tengan, quizás piensen que son mejores que tú, que yo…
En el fondo, muchas se cambiarían por ser una princesa, una modelo casada con un futbolista, muchas de las que ondean la bandera del feminismo sin saber qué significó y que han olvidado de manera miserable a otras mujeres que lucharon en silencio trabajando de sol a sol: nuestras madres, nuestras abuelas, a Clara Campoamor, Marie Curie, las primeras ginecólogas… y curiosamente ellas no odiaban a los hombres.
El cambio no venía de la mano de participar en tertulias televisivas o de escribir artículos repetidos y copiados mil veces con las mismas frases hechas. Tampoco de crear ministerios absurdos para ‘ayudarnos’, mujeres que no han dejado un currículum jamás, que ni conocen la palabra esfuerzo y mucho menos su significado.
Claro que se debe luchar y reclamar nuestros derechos, pero sin necesidad de atacar, y sobre todo sin necesidad de caer en la contradicción diaria.
Soy mujer y amo a los hombres a los que son buenos e imperfectos como tú, como ella, como yo.