Sepan aquellos que no estén al corriente de que el Ideal Cinema, del que estoy hablando fue un cine de estreno preferente que iluminaba la antigua avenida de José Antonio.
Echaban NO-DO y películas de esas que tú detestas y me chiflan a mí, llenas de amores imposibles y pasiones desatadas y violentas.Villanos en cinemascope y color por de Luxe.Hermosas damas y altivos caballeros del sur tomaban café en el Ideal cuando apagaban la luz.
Era un típico local como el Avenida al que no le faltaba un gallinero con bancos de madera, oliendo a zotal , mirándose en sus ojos claros y el patio de butacas aplaudió con frenesí en la penumbra del Ideal ella dijo que sí.
Yo fui uno de los que lloró cuando anunciaron su cierre sin un cartel de Borja "próximamente en este salón".En medio de una roja polvareda el Ideal dio su última función y malherido como King Kong se cerró y en su lugar se instaló una tienda de ropa ideal.
Pero de un tiempo acá, en la tienda, ocurren cosas a las que nadie encuentra explicación.
Un vigilante de seguridad nocturno asegura que un transatlántico atravesó la entrada y en cubierta Fred Astaire y Ginger Rogers se marcaban el Continental.
Atravesó la puerta de cristal y se perdió en dirección al Mercado Central.Y como pólvora encendida por Alfonso el Sabio y la Constitución está corriendo la voz que los fantasmas del Ideal son algo más que un rumor.
Cuentan que al ver a Clark Gable en persona en la sección de chaquetas con su sonrisa doblada y socarrona, una cajera se desplomó. Y que una dependienta sorprendió en un vestidor al mismísimo Glenn Ford abofeteando a una rubia platino.
Así que no se espante ,amigo, si esperando el autobús le pide fuego George Raft.
Son los fantasmas del Ideal que no descansan en paz.
Paco Huesca
2 comentarios:
No se puede escribir más bonito y con tanto cariño de un cine del que también guardo gratos recuerdos.
De quitarse el sombrero Mr. Huesca.
Precioso relato de un maravilloso mundo perdido.
Un abrazo-e.
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