Desde hace varios días, en la radio anuncian la llegada del circo Wonderland a Alicante. Si el otro día fue una furgoneta con la cara del payaso 'de la tele' Fofito, como no dejan de repetir, hoy ha sido poder ver a lo lejos la carpa en Rabasa mientras un manto de lluvia cubría ese mundo 'de luz y de color'.
El circo tiene algo mágico. Puede que vivamos en una sociedad donde la tecnología nos ayude, y en ocasiones nos robe tiempo, pero sentarse esperando que una serie de artistas: trapecistas, ilusionistas, payasos, etcétera, desfile frente a nuestros ojos no deja de tener su encanto.
Admito que me ilusiona cuando escucho que un circo nos visita. Tal vez, las lecturas de Enid Blyton sean las culpables de que una generación haya crecido pensando en lo maravillosa y a la vez dura que es la vida en el circo, aunque no deja de tener un halo romántico, de diversión sin trampa ni cartón.
Las luces se apagan, huele a palomitas, a dulces, las voces de los niños se escuchan mientras los padres les mandan callar, de repente un foco ilumina el centro de la pista y el maestro de ceremonias hace su presentación dando la bienvenida a pequeños y mayores. El espectáculo puede comenzar.
Podéis encontrar descuentos en el diario Información y disfrutar de una función que está gustando, lo cual se comprueba en su página de Facebook donde los afortunados que han tenido la oportunidad de asistir al espectáculo, reconocen que los mayores también se lo han pasado muy bien y que viva el circo.
Me uno, que viva el circo y no lo puedo evitar ¿Cómo están ustedes?
Joana Sánchez
7 comentarios:
Bieeeeeen!
Esa es la actitud je je je je
Gracias, Joana y, ah, yo ¡BIEEEEEEN!
Me alegro de que así sea Enrique :)Bien, siempre bien, y cuando estemos regular a opositar para estar bien. Un abrazo.
Debo ser uno de los que dices que han dejado buena nota al circo somos muchos los que nos acercamos a los cuarenta que con la excusa de llevar a los chiquillos lo pasamos mejor que ellos y tengo una foto con Fofito, crecí con los payasos de la tele. David.
Felicidades David, ya tienes un recuerdo histórico :) Yo también crecí con los payasos de la tele.
BIEEEEEN qué gracia, confieso que soy una de las que ha ido por mí y no por los niños.
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