16 de noviembre de 2013

Nadie hablará de ellos.



Hace ya varias semanas que los veo. Están tumbados en el suelo. Se tapan con un par de mantas y duermen a los pies de la Iglesia Misericordia frente al Panteón de Quijano. Ahora hace una semana que he dejado de coger el autobús a esas horas pero el lunes me los volveré a tropezar.

Esta noche no he dormido por ese frío tonto que te atrapa y te impide levantarte a por más ropa de abrigo. Así que voluntariamente he pasado las horas entre escalofríos. Al llegar la mañana he llevado a la práctica el ritual de todos los años cambiar la colcha fina de colores por un nórdico que a pesar de tener pocas plumas al menos sé que cortará ese helor que tanto se prodiga en nuestra ciudad.


¿Qué pasa con estas personas? No sé qué es de sus vidas, si desde la Administración les han tratado de ayudar, no escribo esto con ánimo de echar culpa a terceros de su situación, sólo me me planteo los hechos.

Hace una semana que vengo oyendo una cuña en radio con una voz que no me creo, con una forma de hablar que tampoco me creo sobre la mala suerte que ha llevado a una persona que vive en la calle, hasta un hospital. Tampoco voy a hablar de que exista un día para las personas sin hogar y de su significado. Hay tantas cosas para las que soy una perfecta ignorante...

En ese autobús, a las siete y pico de la mañana van muchas mujeres, ahora que lo pienso nunca me he tropezado con un hombre, todas tienen la misma tarea: van a limpiar o casas particulares, oficinas, bancos... y llenan el vehículo con sus historias personales y sus problemas que no son pocos todo sea dicho de paso, pero cuando nos acercamos a ese punto se hace el silencio y como mucho una dice: "hoy hay uno más"

A mí me dan ganas de llorar, no me importa confesar mis sentimientos en público y tampoco sé muy bien qué podría hacer por ellos. 

¿Me contestarían mal si les ofreciera ayuda? ¿La recibirían gustosos? ¿Necesitan comida, bebida, hablar...? No lo sé. Lo único que me viene a la mente hoy, cuando acabo de regresar de la calle y comienza de nuevo el viento un tanto gélido pero llevadero si caminas rápido, es ¿cómo soportarán esta noche los hombres que duermen junto a la Iglesia?

Joana Sánchez

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