5 de noviembre de 2012

1 de noviembre.




Como todos los años fui al  cementerio el Día de todos los Santos.Voy a decir una boutade que es un contrasentido, es el día que menos me gusta ir a ese lugar.Pero por aquello de las tradiciones, lo hago. Es día de largas colas en carretera, retenciones,de gentes en los puestos de flores,de un ir y venir en las cercanías y dentro del recinto con cubos, flores y escobas.

Es uno de los pocos días en donde no existe paz, esa paz serena y no tétrica y morbosa que algunos creen. No. Suelo ir todos los fines de semana, y normalmente es cuando encuentro esa paz necesaria, esa tranquilidad,ese sosiego en donde uno puede hablar, recordar, pensar, llorar y por qué no reír con la gente que has querido y ya no está. El día uno de noviembre, todo eso es casi imposible de hacer. Impensable. Hay ruidos, murmullos,trasiego. 

A mí me gustan los cementerios serenos, sin ruidos,tranquilos en donde solo se puede oír el sonido de algún pájaro o como mucho un maullido de uno o más gatos, que te viene a saludar. Hasta a ellos les altera este día.Están acostumbrados a la paz que para eso son los cementerios.Este año ha hecho en Alicante un día espléndido,con esa claridad,esa luz única alicantina.



Un día muy bonito para recordar a esas personas queridas   que han formado parte de nuestras vidas y de nuestra ciudad a lo largo de la historia . He de confesarles una cosa. Me da gran tristeza cuando veo un panteón, una tumba,un nicho abandonado y sin flores en ese día. 

Esto me hace pensar muchas reflexiones.Puede que esas personas ya no tengan quienes  les puedan recordar con flores. Naturales o de plástico, qué más da. O que nadie se acordará de nosotros cuando hayamos muerto. Aunque suene a título de película la cosa  es así. 



Aunque mi frase sería  otra y así la tengo escrita en el panteón,lleno de perros y gatos de piedra: "solo morimos cuando nos olvidan". ¿Siempre habrá alguien que no nos olvide....? Ojalá. Aunque me gustaría que haya algo,aunque sea un simple  ramito de margaritas. Lo que sí suelo hacer es algo que viví durante mi niñez en mi  casa,unas mariposas encendidas en una taza con aceite los días uno y dos de noviembre. 

Ahora existen esas velas rojas que te las "meten" a precio de oferta en la caja de los supermercados cuando vas a pagar. Yo sigo prefiriendo las mariposas encendidas. Descanséis todos en paz.

Paco Huesca

Imagen: Paco Cameo

2 comentarios:

Joana dijo...

Bonita descripción de ese día. Estoy de acuerdo. Los días en los que las personas acuden por cumplir, convierten un momento de paz e íntimo en un mero trámite. Esa frase la utilizas mucho "solo nos morimos cuando nos olvidan" y tienes razón;-) Incluso estando vivos. Un abrazo Paco.

Alfonso dijo...

Totalmente de acuerdo. Me gustó mucho leer tu escrito.