Siempre que se crea un espacio para esta ciudad el tema principal son: Hogueras, la preservación de la Historia, fotografías de paisajes idílicos, protestas varias contra alcaldes, alcaldesas y demás. Está bien. Participo de ello.
Pero hoy pongo sobre la mesa otro asunto: los alicantinos no nacidos aquí pero que lo son por varias razones: tiempo vivido en esta tierra, pisar nuestras calles antes que muchos de nosotros, haber trabajado y además quedarse.
Estoy refiriéndome a esas personas que dejaron su Albacete, su Murcia, su Andalucía, su Galicia, etc. y formaron una familia en la terreta. Los que levantaron más de uno y más de dos de los edificios que rodean nuestro entorno: pisos, instituciones, universidades... ¿Acaso su labor no merece la pena ser recogida?
Un ejemplo que espero sea el primero de muchos es el que paso a contar, para mí es interesante su vida, todo lo que aconteció hasta que fue a recalar en Alicante
Comenzaremos por Antonio Sánchez Manda. Su nacimiento fue un 27 de diciembre en Bullas (provincia de Murcia) el segundo de siete hermanos que supo siempre sacar el lado divertido de una vida un tanto dura en aquella época de los cincuenta en España. Trabajó en todo lo imaginable siendo un chico despierto y avispado.
Con "Machaquito" un caballo campeón de salto durante su mili en la Caballería Blindada Lusitania Nº 8 en Bétera (Valencia)
Mientras cumplía el servicio militar fue contratado varias veces en diversas fiestas. En este caso, se encuentra en Sagunto
Como muchos españoles de principios de los setenta marchó a Alemania en busca de un futuro mejor. Se fue solo. Sin su mujer e hijo. Si lo pasó mal o bien nunca lo sabremos puesto que sólo cuenta las anécdotas divertidas, las confusiones con el idioma y lo bien que se vivía en el país germano.
Gracias a un gallego (cuyo diccionario le prestó) salió adelante. Trabajó en una fábrica de coches como el protagonista de "Un franco 14 pesetas".
Después de regresar a su querida Bullas se trasladó a Benidorm. El boom de la construcción estaba en pleno auge. Allí pasaba la semana levantando estructuras como buen encofrador hiciera sol o frío. Siempre con la sonrisa y la alegría de quien tiene todas las ilusiones por delante. A veces pasaba meses en Alicante y otros tantos volvía a casa ¿pero dónde estaba ya su hogar?
Decidió establecerse en la capital junto a su esposa e hijo y luego vendría otra niña más, ya alicantina de nacimiento y de corazón también. Nunca dejó de recorrer cada lugar de la provincia para seguir creciendo a la vez que lo hacía el proyecto en el que sus compañeros y él estuvieran inmersos. Autovías, la Universidad de Alicante, puede que tu casa... allí estuvo él.
Un bullero que ha pasado toda su vida en Alicante y ha contribuido a que ésta sea un poco mejor. No ha compuesto una pieza musical, no ha pertenecido a ningún partido político pero es más sabio que muchos bustos parlantes. Ahora por fin está jubilado ha encontrado su sitio, tiene aficiones, ha rejuvenecido diez años y está en forma.
Por cierto, él es mi padre y le quiero.
Joana Sánchez (Juani para él)