Allí te dan unas pautas y después viene la improvisación del aventurero, es decir, tomar el camino que llama la atención simplemente porque no sabes adonde conduce.
En una de estas escapadas, nos tropezamos en San Cayetano (Crevillente) con un paisaje digno de pintar y, a la vez, con una leyenda. Las piedras que nos rodeaban y los árboles fueron testigos de la figura de Jaime Alfonso el Barbudo, un bandolero nacido en Crevillente.
José Sáez Calvo realizó una minuciosa investigación sobre el bandolero religioso: Un tipo que asaltaba a sus víctimas con respeto y sólo pedía un tanto de lo que llevaban y les dejaba marchar tranquilas.
Conocía la sierra como la palma de su mano y muchos alicantinos saben de quién les hablamos al mencionar su apodo al instante. Durante la guerra de la independencia luchó contra los franceses con su cuadrilla.
Pero como todo el que comete delitos (por muy católica y romántica que fuera su ideología) nuestro amigo Jaime acabó siendo apresado y ahorcado en Murcia
.
Curiosidad: Hacía rezar a sus compinches tras realizar algún robo e iba lleno de escapularios y medallas. Era devoto de la Virgen del Carmen.
¿Tienes alguna leyenda para compartir?
Joana Sánchez