Juan
Luis tenía entusiasmo. Te lo
trasladaba. Sus últimos años estuvieron llenos de proyectos. Pasó de galán en
una España de pelis de Lazaga, Ozores ,Gil, Buchs,Torrado... para hacer papeles
con Camino, García Sánchez, Giménez Rico, García Berlanga, Regueiro o León de
Aranoa. Este es un país cruel, mezquino, que aparca la experiencia de un actor,
en este caso.
El
ministro de Hacienda dijo públicamente, cuando aún España no estaba en riesgo
de rescate que era excesivo lo que cobraban los artistas por sus
interpretaciones en el cine, teatro o televisión, puesto que lo
hacían solo para entretener. Y yo digo, que no es poco, sr. ministro.
En
ese mundo de mezquindades locales y estatales que nos toca vivir, se debaten
personas de carne y hueso como Galiardo que representaba su papel en el guión
de turno, y la otra mitad de su cerebro tenía la certeza que a lo mejor el día
siguiente no podía levantar otra vez el telón, o pasaría tiempo para que
le llamaran para una película.
Azcona le dio papeles que en algún momento parecían estar
hechos para Gassman, Lemmon o Mastroianni. Hizo cine con Heston en España y con
Sofía en Italia. Pero fue capaz de pasar esa inmensa línea roja entre el
trabajo de galán en bodrios de turno de la época a la investigación
teatral y cinematográfica.
Y
fue un gran actor, brillante y vibrante.Y en este país para que un hombre de la
cultura tenga el sitio que se merece, te tienes que morir. Y es lo que ha hecho
este gran hombre. Morirse.D.E.P.
Paco Huesca