Joan Iborra |
Describir
el universo que creó la Orquesta Sinfónica de Alicante, ayer en el Aula CAM es
imposible.
Las sensaciones y la emoción, en este caso, son lenguajes ajenos a la escritura. Pero haré un esfuerzo.
Su
Director: Joan Iborra junto a Joaquín Palomares:
Violín, y Francesco Pepicelli: Violonchelo, nos transportaron a
otro espacio, puro, mágico, donde los sonidos se transformaban en colores, en
formas que aceleraban tu corazón, te hacían esbozar una
sonrisa para entrar en comunión con ese grupo de excelentes músicos.
El nexo común: J. Brahms y G. Mahler.
Quien
no es capaz de cerrar los ojos y dejarse llevar, me apena, no le acuso de
nada, pero no es necesario haber estudiado en un conservatorio, ni que te
apasione la música clásica, sólo si tu alma es sensible gozará de
la oportunidad de dejarse acariciar por una hilera de notas, que un
compositor ajeno a nuestros tiempos, tejió con talento y paciencia, para
darle voz a un violín mudo o a un clarinete sin nada que decir.
Mi
enhorabuena a Joan Iborra por trasladar con sus movimientos y su lenguaje
corporal, la pasión, la emoción y la belleza de la que fuimos testigos.
Admito
haber cerrado los ojos y volado lejos de aquella sala. Si desde pequeños nos
acercaran a la música como placer, como vehículo donde liberar nuestras
emociones y creatividad ¿el mundo sería distinto? tal vez.
Escucha, cierra
los ojos y simplemente escribe qué sientes o qué has visto si has
tenido la oportunidad de escuchar a nuestra Orquesta o a cualquier músico.
PD. Llámenme radical, pero cerraría las puertas a señoras que llevan el pelo lleno de laca y huyen a los diez minutos del concierto, les daría caramelos a los que tosen mientras una nota lucha por escucharse en el audiotorio.
Joana
Sánchez