Con una explosión de alegría, aplausos, lágrimas y el grito “¡Vamos Atlantis!”, las miles de personas que asistieron a los alrededores del Centro Espacial Kennedy, en Florida (EU), despidieron ayer al transbordador estadunidense, que partió en su última misión.
El mal tiempo amenazó en los últimos días con arruinar el último lanzamiento de la era de los transbordadores, que después de 30 años, dejarán de ser las naves que Estados Unidos use para llevar carga al espacio y realizar misiones tripuladas.
El día amaneció nublado pero sin lluvia, lo que fue un alivio para los centenares de personas que acamparon desde el jueves en los alrededores del centro espacial.
“El Atlantis saldrá”, aseguraba Michael Benanati, quien viajó durante toda la noche desde Nueva York para ver el lanzamiento con sus tres hijos, y su madre. “Estamos muy emocionados, es un día histórico y queremos formar parte”, dijo horas antes del lanzamiento, posicionado a 16 km del centro espacial.
Los pronósticos meteorológicos auguraban un 70 % de probabilidades negativas para el despegue, pero los técnicos de la NASA aseguraban que la nave estaba “lista para volar” y sus seguidores, venidos de todas partes del mundo, también, y así fue.
Tras un exitoso despegue a las 15:29 (tiempo local), apenas tres minutos después de la hora prevista, el transbordador inició un viaje de más de dos días hacia la Estación Espacial Internacional (EEI), a la que se espera que se acople el domingo.
Los aficionados al espacio se abrazaron y gritaron de alegría al ver partir al Atlantis dejando tras de sí una densa estela de humo.
Un poco más lejos, una joven, que no quiso identificarse por ser trabajadora de la NASA, dijo entre lágrimas: “empecé en la NASA con una beca trabajando para los transbordadores”.
Para Pat Woods también era un día especial ya que formó parte del equipo de ingenieros encargados de la seguridad del Columbia en su misión STS-1. “He visto todos los lanzamientos desde entonces”, recuerda emocionada, “es un día un poco triste pero también me siento muy honrada de haber trabajado para los transbordadores”.
Todos los presentes contuvieron la respiración cuando un minuto antes pararon el reloj de la cuenta atrás. Falsa alarma.
Los detectores avisaron que una pieza que debe retirarse antes de salir no se había soltado y tuvieron que recurrir a la visión con cámaras para asegurarse.
“¡Dios, permite que el Atlantis vuele hoy!”, gritó Jennifer Jones, quien entre lágrimas aseguró después del lanzamiento que “fue algo indescriptible”. Había visto antes un lanzamiento pero “nunca tan de cerca”.
Florida • EFE
“¡Dios, permite que el Atlantis vuele hoy!”, gritó Jennifer Jones, quien entre lágrimas aseguró después del lanzamiento que “fue algo indescriptible”. Había visto antes un lanzamiento pero “nunca tan de cerca”.
Florida • EFE
Dedicado a Roberto Muñoz y a todos los que ven más allá de su horizonte.
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