31 de mayo de 2015

El otro día volví a los Astoria


Morir, dormir,tal vez soñar...Y el otro día  volví  a los Astoria. No me pregunten como fue la cosa pues no tendría una respuesta clara, nítida, hasta real. Pero volví después de 15 años desde aquel 5 de mayo de 2000 que salí una noche  oscura  para jamás volver a  entrar.

Pero la magia, quizás el cine, ha hecho posible este regreso tantas veces anhelado.Y ellos seguían en pié como los árboles,un poco pochos, sin el esplendor de antaño, sin la bella época del pasado. 

Pero aprecié  en su interior de leyenda después de esos 21 años, seguían  como una continuación de mi casa y la de muchos alicantinos y no alicantinos y  siguen vivos sus moradores de antaño. De un pasado no muy lejano, un antaño de leyenda en donde se fusionan muchas cosas, demasiado tal vez. Y es que allí andaba el amigo americano charlando con Sebastiane como en aquel 1979.



En los sofás rojos del vestíbulo de la sala 1 se encontraban de charla Verónica Voss, Gaspar Hauser,María Braun y Fitzcarraldo mientras Oscar daba la matraca con su tambor de hojalata.

Pepe Blanco cantaba su Sombrero en unas bodas de sangre y Pink Floyd revivía su concierto en Pompeya y en el muro. Ludwig bajaba por la escalera majestuoso hacia la sala Luchino Visconti mientras Aguirre, Matteotti y Johnny-no sé si  Guitar o el del fusil, igual los dos, hablaban en la terraza sobre la batalla de Chile.

Y Messidor con Monsieur Verdoux,Pauline y Georgia recordaban su particular laberinto de pasiones. Era un sin parar. No daba tiempo a ver a tanta gente,tantas películas, tantas historias, tanta  vida. De repente Betty Blue miraba tras el cristal a la rubia del bar.

Henry V, Ricardo III,el profesor de música  se daban el festín de Babette. Caravaggio y Cyrano  con Yo Dou y Qiu Ju se tomaban una copa en la cafetería. Mientras el marido de la peluquera con delicatessen seguía pensando todas las mañanas del mundo  en   Indochina.

Y Luis Cuadrado con Mr. Butterfly subían a la sala de su nombre para ver ese espíritu de la colmena ya en pleno arrebato. Casi seguían lloviendo piedras. El espíritu del Astoria se palpaba de una forma  decadente pero estaba ahí. Impertérrito, inconmensurable, pero inalcanzable.

Lo quise recoger, atraer, pillarlo como pudiera  entre mis brazos, retenerlo y hasta robarlo pero algo me lo impedía. No era falta de valor, ni de ganas,ni de ilusión.Ellos y ellas seguían estando ahí, no querían marchar. Querían seguir contando sus historias, sus películas, y ya no querían saber nada de mí.

Igual con los años pasados, los días del pasado, ya ni me reconocían. Sería eso,ya era como un extraño en sus vidas. Por ello no sé si esta vuelta, ese regreso, no era muy conveniente aunque lo deseara tanto y con todas mis fuerzas.

Y marché por segunda vez para quizás no volver jamás.Y eso me entristeció más que la primera vez.Esta vez era todo más oscuro,más siniestro.De lo que no  estoy muy seguro es si todo fue un sueño o de verdad volví a los Astoria.

Puede ser que todo ande entre ese tener o no tener o el sueño eterno.De esa manera sí lo puedo comprender.Aunque al final de la escapada será el último refugio,mi particular muerte en Venecia.Mi especial regreso a Bountiful.

Paco Huesca

1 comentario:

Joana Sánchez dijo...

A veces los sueños se cumplen Paco ;-)

Y estoy convencida de que todos los personajes que han habitado en los Astoria te recibirían con los brazos abiertos.