12 de noviembre de 2010

A Karamala

La alegría en el escenario, el sentimiento en cada estrofa, energía por doquier, el oficio más duro: el artista.

Escribe acompañado de las musas dolientes, pero luego, a regañadientes acaban liberándole y se marchan compungidas para dejar su lugar a la melodía, al cante, al arte que han ayudado a parir. Musas que vienen y van.

Dicen que un compositor escribe las mejores letras cuando su estado anímico está en el subsuelo.

Dicen que dicen que lo que escribo no es de recibo (Joaquín Sabina)

Olvidan las musas y los que disfrutamos del artista que éste tiene su corazoncito y le duele por causas que les dejan mudos de música.

La tristeza, cuando no viene acompañada de una tarde de domingo, de esas grises que pesan, necesita un tiempo para ser digerida y ésa no deja tocar acordes porque duele hasta respirar.

Tal vez Karamala escriba unas letras fantásticas estas semanas o en los próximos meses porque a ellos también les han dado un pellizco en el alma recientemente.

Pero tras la oscuridad, saldrá el sol y cuando se suban a un escenario, un brillo distinto se verá en la mirada de su cantante. Tranquila Mirla, que las palabras y las notas que provienen de ahí, de dentro... llegan donde se termina el cielo.

Besos Karamalos





http://www.karamala.es/


Joana Sánchez

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