21 de febrero de 2011

EL NO-ATRACAD​OR DE LOS CUCHILLOS JAMONEROS


La historia es ya conocida.Un no-atracador entró a una sucursal bancaria.Y dejó en libertad a los clientes.Y más tarde a las dos empleadas. Se quedó con el director.Y pidió una litrona. Y luego una cámara y un micrófono de televisión.Y un abogado.Y la policía disfrazada de reporteros le dio lo que solicitó.



Y dejó salir al director.Y pidió más cerveza.Y es entonces cuando la policía le redujo,y se hizo un pequeño corte en la cabeza. El final fue feliz, a Dios gracias , pero no las formas. Hubo miedo, mucho miedo.Y sangre sólo la de su cabeza.

Este pobre hombre no-atracador con dos cuchillos jamoneros quería tener su minuto de gloria. Pero buscó la forma menos apropiada y el lugar inoportuno. Es, creo, una víctima más de la crisis en su grado supino. Agobiado por las deudas y porque al parecer ciertos organismos oficiales no le habían contestado a ciertas ayudas,se desesperó.


No contaba con la ayuda de nadie.Otros podrían haberse pegado un tiro o lanzarse por el balcón.El no tendrá casa con balcón, ni pistola ,solo dos cuchillos jamoneros para intimidar. Llevaba en el calcetín unos mil y algo de euros.Dice eran suyos.Tenía antecedentes de alcoholismo. Suele pasar. Conducta bipolar, me lo creo.

Ahora las penas pueden ser por intimidación y retención ilegal,robo con violencia (? ) e igual secuestro.

Buscó notoriedad para contar su caso. Pero lo hizo de las formas mas inadecuadas y reprobables. 

Había visto poco cine negro americano.Igual ninguno.Y tampoco muchas luces en todos los sentidos. No es por frivolizar pero en vez de una litrona podría haber pedido Chivas Regal reserva 13 años o Brugal. Nunca lo habrá tomado.


Ahora, después de haber sido condenado por la vida a pasar hambre de verdad,sin ayudas de nadie, le toca la cárcel en donde sí podrá no pasar hambre... de momento.

Es la triste y denunciable historia de un pobre hombre no-atracador con cuchillos jamoneros que quería su minuto de gloria para contar al mundo su patética situación económica. No soy quien,ni debo,ni se debe, hacer juicios paralelos,pero me temo que el espectáculo no daba para más.Un arrebato en sumo grado de desesperación.


P.D. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.


Paco Huesca

1 comentario:

Anónimo dijo...

"La desesperación exagera no sólo nuestra desdicha, sino también nuestra debilidad."