16 de noviembre de 2011

Y a ti qué te pasa

-¿Qué haces?

-Yoga, ¿es que no me ves?

-Pues no se te nota relajada... me acabas de dar una patada

-Ah... perdona, es que este aula municipal es tan pequeña

-Tranquila, antes una señora me pisó en la postura del guerrero

-Oye, no sé si es la luz, pero te veo un poco gris

-Sí, esta mañana cuando me he levantado, me vi los pies grisáceos

-Si que viene fuerte este año el virus de la gripe, ¿y te duele?

-No, pero me siento como si fuera invisible. La profesora ni me ha dicho hola al entrar.

-Te confieso que yo casi no te veía, si no me llegas a dar la patada...

-Tendré que ir a mi médica

-Será lo mejor... ¿Tienes estrés? el estrés es el culpable de casi todo ahora

-Mujer..., tengo lo normal, el que se lleva este año.

-¿Y depresión, tienes depresión, o estás de bajón?

-Feliz feliz lo que se dice feliz no soy, pero tampoco me quiero suicidar, yo creo que es porque he dejado de escribir sobre lo que me gusta, y luego están las noticias.

-No te entiendo...

-Sí, la radio, la tele, Internet, y el twitter. Me vuelven loca cada mañana. Que si la prima de riesgo, que si la gente roba en los supermercados para comer, que si las elecciones..., pero es que sales a la calle y la cantinela sigue, y claro, supongo que me ha afectado; ahora sólo escribo cosas relacionadas con el trabajo, y a mí lo que me gustaba era escribir historias.

-¿No te gusta tu trabajo?

-No me disgusta, pero necesito estabilidad y esa palabra la han borrado del diccionario

-¿Quiénes?

-Los mismos que hablan por la radio, la televisión y el twitter, por eso me paso el día escribiendo sobre cosas muy serias.

-Qué cosas, lo siento. Yo vivo sola y me dedico al yoga, a caminar y a hacer sopas de letras, como estoy jubilada

-Qué envidia...

-Hace una hora te hubiera dicho que me cambio por ti, pero viendo todo lo que te pasa, me quedo como estoy. ¡Vaya, parece que estás recuperando algo de color!

-A ver... pues sí, mis brazos lucen pálidos como siempre. Será porque he hablado contigo.

-Mujer, tampoco es para tanto, sólo soy una jubilada que hace yoga para distraerse no una psicóloga

-Pero me has escuchado

-Tendrás amigos...

-No se trata de eso, me has escuchado porque me has visto, para ti no soy invisible, con los tiempos que corren, es un milagro que alguien te vea.

-Hija, yo no te entiendo muy bien, pero al menos ahora pareces una persona y no una viñeta del periódico, y vamos a callarnos, que se supone que estamos meditando.

-Meditemos, pero gracias

-De nada

Joana Sánchez

15 de noviembre de 2011

Un apunte más sobre Arniches.


Ahora por obra y gracia del partido popular parece que se quiere "reinventar" la figura de Carlos Arniches  nacido en Alicante en la calle Golfín. Allí, en una placa que ha estado durante años dejada de la mano de Dios, constata su nacimiento.

Durante estos meses se ha eliminado el premio que lleva su nombre, que era una forma para difundir su obra y su legado. Así lo contaba Cristina Martínez en INFORMACIÓN. Y nuestra alcaldesa anunciaba en el mes de los muertos la intención de traer sus restos al cementerio alicantino, concretamente en ese lugar llamado el Jardín del Silencio.

Un elevado coste mucho mayor que el premio en sí. No sé si en todo este sainete, con perdón, tendrán que ver los nuevos sesudos asesores de cultura de nuestro ayuntamiento.

Personalmente por el respeto que me merecen los difuntos le dejaría descansar en paz en Madrid que es donde realizó toda su carrera y falleció, y no suprimiría el premio que  lleva su nombre. Pero  claro, no soy de Alicante Vivo, igual soy de Alicante...muerto.

Pero me van  a  permitir que cuente algo más de Arniches que nada tiene que ve con el actual partido gobernante en el ayuntamiento de Alicante. Corría el año 1974 y la señora que habitaba la casa de Arniches, a través de  la amistad y cariño hacia mi padre, y en forma de legado me otorgó la titularidad del piso, ya que mi padre declinó.

Ignoro si el contenido que había en el mismo tendría que ve algo con el escritor. Pero era un piso muy grande  en  planta única que da a tres calles con puertas muy altas, como sus techos, y los famosos tragaluces arriba de las puertas.

El piso, como es lógico, generaba unos gastos, y se me ocurrió la idea de enviarle una carta al por entonces alcalde de Alicante. Uno, era bastante joven y no reparó hacerlo por Registro General, o carta con acuse de recibo. La ignorancia me jugó una mala pasada.

Aquella carta en donde le daba la oportunidad al ayuntamiento de Alicante de quedarse con el citado piso con objeto de recrear en la casa donde nació una especie de museo, jamás fue contestada, máxime cuando al año siguiente moría el dictador y llegaba la transición.


Ante el silencio me ocurrió la idea de colocar un cartel en uno de los balcones con el  trillado  "Se vende" con  el teléfono de mi casa. Fue entonces, era  verano, cuando la periodista de INFORMACION por entonces, María Rosa Mirasierras realizó un reportaje en el periódico, foto incluida, y lamentaba el hecho de la apatía del ayuntamiento sobre el inmueble.

Más tarde vendí, lo vendí, a mi pesar y por la falta de contestación, algo típico y  que por entonces ignoraba. El tiempo me fue puliendo. Y se vendió por doscientas mil  pesetas.

Ahora, me temo que aparte de quedarnos sin premio y sin casa, a lo mejor tampoco tendremos los restos. Y es que las cosas mal hechas suelen acabar peor.

Paco Huesca