29 de abril de 2012

Apelo al Juzgado de lo penal nº 6.


Por segunda vez he acudido al Juzgado de los Penal nº 6 con objeto de retirar ciertos bienes incautados en su momento por un triste suceso, al menos para  mí, ya  pasado, que no ha llegado a más,y ha quedado resuelto.

En su momento, hace casi dos años y medio, se me confiscó, requisó o como quieran llamarlo, una bufanda (Armand Basi ),un gorro (Peter Murray) ,un anillo triple ( Cartier) y  cuatro   anillos de oro de las cuatro personas que más quise en esta vida.Todo lo llevaba puesto.


Los  cuatro anillos  eran un recuerdo único e  imborrable para mí.Ha pasado todo ese tiempo, se ha resuelto el suceso,y se me avisó para retirar mis bienes incautados que estaban depositados en el Juzgado.En un  comienzo en el de Instrucción 5 y que  posteriormente pasó al Penal 6. Fui a ello y me encontré con la bufanda,el gorro y el anillo Cartier. Pero  nada de los cuatro anillos que estaban inscritos en su interior.

Sí existe un libro donde se dice de su existencia y un sobre en donde consta   que estaban depositados pero  que  está vacío. Se me ha llamado de nuevo, y he ido con toda ilusión, y se me ha mostrado una serie de sortijas y sellos de oro que nada tienen  que ver  con los míos. No están los cuatro anillos de oro que tanto deseo volver a llevar.


Me dicen que van a seguir mirando...¿Dónde? Creo que este tipo de bienes deben de estar clasificados,ubicados, conservados, custodiados, relacionados en el almacén o caja fuerte correspondiente.Y ahora,¿qué? He de pensar mal, cosa que no quiero. Me cruzo de brazos, y pienso en un error o negligencia que es de humanos.


O he de  interponer una denuncia al Estado, en este caso al Juzgado, por la desaparición de cuatro anillos que son de mi propiedad, aparte del valor sentimental incalculable.

Apelo a los titulares de ambos juzgados, sobre todo al Penal nº 6, que se ponga en mi lugar y piense su Señoría si hubiera sido al revés. Es una cuestión de pura justicia.Le rogaría intente encontrarlos. Gracias.

Paco Huesca

Imagen: Jesús

6 de abril de 2012

Gabriel Miró no tiene casa en Alicante

Cuenta la leyenda... me apetecía comenzar así, pero no os voy a hablar de ninguna historia ficticia. Lo cierto es que ayer Roberto Muñoz me mostró un hallazgo en nuestra bendita ciudad. Ya me lo había adelantado por teléfono. ¿Qué será, qué no será? El suele ser un lince para detectar rincones que el ser humano pisa con poca frecuencia, pero aquella joya él la conocía de oídas.

Era una casa preciosa. Derruida, abandonada a su suerte, con las puertas tapiadas y las ventanas también.  Ahí estaba orgullosa, mirándonos. Una construcción del siglo XIX entre edificios- y que me perdonen los que vivan por la zona- un tanto feos, sin personalidad, una serie de gigantes, con ventanitas pequeñas unas idénticas a las otras. 

Para darle una matrícula al arquitecto. Todo esto imaginadlo en mitad  del barrio San Nicolás de Bari, barrio que no tiene la culpa, y sus gentes menos de que  esta pieza, que parece detenida en el tiempo, se encuentre en esas condiciones.





Por fortuna en nuestro Alicante, tenemos a personas preocupadas por la cultura y, desde hace años muchas vienen denunciando el deterioro de esta maravilla. Pero echando un vistazo a la hemeroteca, sus quejas siempre han quedado congeladas en un espacio diminuto en cualquier periódico local.

Admito mi incultura. Ayer tarde, sentada frente a ella yo no sabía a quién perteneció pero pronto imaginé aquella finca llena de gente, con vida, con flores. Le hice muchas fotografías, mis ojos se clavaron en aquellas paredes, en sus arcos, en las tejas, en una especie de ¿fuente? ahora llena de hierbajos, y ambos pensamos ¡¡qué poco quiere Alicante a su pasado!!





En otro país se volverían locos si contaran con una construcción como ésa. Una casa donde residió un escritor como Gabriel Miró, pero que quede claro, mi enamoramiento ya se había producido antes de conocer a su propietario. Me hice varias preguntas y, me asombraba que la gente pudiera pasear a sus perros alrededor sin detenerse y contemplarla, debiera ser obligatorio. O quizás se hayan acostumbrado.


Quiero verla rehabilitada, quiero que vuelva a tener vida, que sea un espacio para compartir y visitar por parte de los turistas. Yo pago por ver esa casa por dentro. Y todo aquel que sea amante de la Historia o, simplemente de la vida y sienta respeto por sus antepasados también lo haría, lo sé.

Pero todavía quedaba otra sorpresa. El Sr. Muñoz estaba sembrado esa tarde. Primero jugó al misterio. Paseé por encima de una construcción, más bien de sus cimientos, agrietados y con muchas planchas encima, de esas feas que se utilizan cuando hay una obra.


"Adivina qué es esto" Imaginad, creo que lancé como cinco respuestas y ninguna tuvo premio. Aquello había sido, agarraos, una ermita y después un convento de Franciscanos hasta 1514. Una leyenda, escrita en una de esas planchas te informaba de ello en un lateral, junto con un mapa en tres dimensiones.





Yo quería gritar. ¿Pero qué le pasa a esta ciudad? ¿Acaso no hay ni una sola persona con una visión que le diga, cultura igual a ingresos? ¡Santo dios! aquel lugar es una golosina para cualquier visitante. Por cuantas ciudades he caminado y pueblos..., y conservan estas construcciones como en oro en paño. Les sacan rendimiento mientras las miman y, se funden o confunden con la modernidad. 

El visitante encuentra estímulo al contemplarlos, pero no, nosotros lo tenemos junto a una suerte de edificios gigantescos, la mayoría con pisos vacíos, ahí, en mitad de una nada que ni siquiera ha merecido un cartel, o una placa, algún objeto que informe al visitante de que se encuentra ante tal belleza que perteneció a tan insigne personaje, o que está frente a un pedazo de nuestra Historia. Unos datos, unos míseros datos.






Alicante, mi Alicante... una ciudad a la que los propios alicantinos no aman. En realidad los ciudadanos sí, tal vez no la sientan así, como algo propio, algunos otros  que ostentan cargos que no van de la mano ni del buen gusto, ni de una inteligencia por encima de la media. Al menos para este tipo de asuntos. Sin generalizar, por supuesto.

La ciudad es algo más que unas Hogueras o que la Semana Santa. Está llena de lugares maravillosos, pero los ocultamos en vez de potenciar su valor. Duele ser de Alicante, pero admito que me siento orgullosa de que la casa del creador de "Las cerezas del cementerio" siga en pie, altiva y desafiando a un cubo de color azul de la Cámara de Comercio.

Artículo publicado días después por Juanjo Payá, el responsable de Cultura del diario INFORMACIÓN.


Polop sí recuerda a Gabriel Miró



Joana Sánchez

Lluvia, lágrimas e imprudencia.

Y en Alicante llegó  el  miércoles   santo  con su procesión, sin lugar a dudas, más autóctona, más alicantina. Es la tarde en la que medio Alicante sube al  barrio de Santa Cruz y  Casco Antiguo  para ver bajar "El  Descendimiento". Desde hace ya años no procesiona solo. Lo  hace acompañado por otros tres pasos,"El Gitano","La Dolorosa" y "El  Cautivo".

Algo único,impresionante, que pone los pelos  de punta  ver esos cuatro pasos  pesados como bajan por unas callejuelas imposibles, con escaleras algunas, y llevado a hombros por hombres y mujeres llenos  de esfuerzo,sudor, lágrimas y fe.

Desde que me destetaron veo esa procesión, alicantina por antonomasia. No recuerdo, desde mi vieja memoria que haya sido suspendida jamás. Ni que la  lluvia hiciera acto de  presencia justo a la hora de la  procesión. Recuerdo años  chispear por  las  mañanas y mirar al  cielo, o estar el día un tanto nuboso pero  nada parecido  a lo ocurrido este año.





La tarde del  miércoles  santo se  puso feucha. El  cielo  demasiado   negro. Todo hacía suponer la  presencia de la no  deseada lluvia. Y la procesión salió  porque  así lo  determinaron quienes lo deben hacer. Y comenzó a chispear, y la  cosa  fue a más con una gran cortina de agua, totalmente previsible ,y que obligó  a dar media vuelta  a los  pasos y a los cofrades. Por primera vez ocurría  lo que nadie deseaba. Y la  lluvia se convirtió en lágrimas para la gente.

La   única pregunta que me hago como alicantino es la presunta imprudencia de salir a su hora , y no pedir una prórroga horaria ya que de haberla  hecho  podría haber procesionado más tarde. No obstante no hablamos de una procesión al  uso, sus calles complicadas, los  escalones, su recorrido unido a la  lluvia puede ser un cóctel peligroso para poder resbalar los costaleros/as.

Pienso que se puso  en peligro  la  integridad física de los  mismos   por mucho tesón e ilusión que le  pongan, así  como  la de  las imágenes que debieron volver tapadas con plásticos. Pero las decisiones las toman quien debe tomarlas.Y en este caso, pienso, no fueron muy afortunadas. Seguro que el  año próximo será  maravillosa...como siempre.

Paco Huesca

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2 de abril de 2012

¿Una boutade? Quizás.

Quiero   dejar  clara  una cosa. Desde  pequeño me han  gustado  las procesiones. Las veía  con mi gente en una Rambla casi vacía o en un Casco Antiguo en donde las señoritas de mala compañía se arrodillaban y persignaban al paso del trono de turno con las persianas bajadas de  su burdel. Impresionante. 

Y he salido de nazareno con La Verónica y el Cristo de  las Penas; con el Cristo del Mar y Nuestra Señora de los Dolores y San  Juan de la  Palma por aquel  ensanche de La Rambla sin asfaltar, lleno de tierra y piedras, porque así lo quería Tomás Valcárcel; y de penitente (este año  más que nunca)  detrás del Cristo de  la Buena Muerte.

Y los miércoles en Santa Cruz, a pie de plaza del  Carmen y otros años, desde un balcón  privilegiado, y donde  siempre  me han saltado las lágrimas y se me ha puesto el vello de punta. Solo, con mi gente, y con otras personas muy conocidas que también se emocionaban conmigo. Desde  los "cómicos" con su especial  sensibilidad  hasta "gente" de  Casa Real. Y hasta ahí puedo decir.


Luego vino otra época en donde surgieron nuevas procesiones y pasos como setas. Se  llenaron todos los días de la semana santa con esas nuevas procesiones y conjuntos  escultóricos, algunos de dudoso gusto,y sobre todo un protocolo abusivo, excesivo y hasta un tanto kitch. No era lo nuestro, pero se fueron incorporando costumbres procesionales de otros lugares.

Nada tenían que ver con nuestras raíces.Y se realizaron encuentros a porrillo, una "madruga" que quedó en el intento, la venia, la carrera oficial, mil y  un pregones y vías crucis ,pregón, pregonero y abanderado oficial, el capuchino de honor, más saetas que nunca. Más boato, lujo,ornato, nuevos tronos,palios,esculturas,mantos, más "manolas" o señoras con mantilla.

La Piedad de  Miguel Ángel
Y pasamos de las ruedas a los costaleros/as...Si estilo sevillano,cordobés,granadino...Total, solo nos  falta plagiar o importar, según se  mire,el Sermón  de las Siete Palabras vallisoletano, los tambores de Calanda, y ya puestos,"los  empalaos".

Sin acritud y ánimo de demonizar, y por supuesto sin borrar las procesiones que aunan la cultura popular con la  religiosa,y hoy  por  hoy,dentro de un contexto turístico,lúdico y festivo. Para muchas poblaciones son los días grandes. 

Me he enterado que en el pueblo  malagueño de Coín, todo el dinero que se invierte este año en una de sus cofradías(tronos,flores,mantos,coronas,cirios...) va a ser canalizado por Cáritas para la cantidad de familias que ni tan siquiera pueden vivir, comer por esa maldita crisis o como la quieran llamar. No va a procesionar.

Lanzo esta  reflexión,una realidad, al aire.Puede ser una "boutade".Pero ahí está.Y quien quiera hacer su propia reflexión,que la haga,y sé que supone una procesión para sus cofrades. Ahora bien,deberíamos  pensar lo que supone todo ese dinero para gente que no tiene nada para llevarse  a la boca.

Este año  en nuestra ciudad, nuevos tronos, nuevos  mantos ,nuevos palios, nuevas coronas... Ay, Dios. Si El y su Madre hablaran mandaban a más  de uno a la porra.


Paco Huesca