19 de diciembre de 2012

El escritor y el sueño


Érase una vez un escritor que no tenía dinero. Tenía buenas historias en sus cuadernos, y era la persona más feliz del planeta cuando las compartía con los demás, pero no podía vivir de su imaginación, la dura realidad le obligaba a redactar artículos y más artículos sobre temas interesantes, pero sin emoción, al menos no la que él sentía cuando creaba sus relatos.

Llegó el invierno y con él la Navidad. Estaba triste frente a la pantalla de un ordenador ya viejo. Sabía que si  quería ganar algo de dinero debía escribir sobre cosas que no le agitaban el corazón, ni le hacían esbozar sonrisas en solitario.

Suspiró y comenzó su trabajo. No se levantó de la silla hasta que la madrugada le alcanzó. Miró el reloj :"las dos de la mañana..." murmuró. Ése era su momento. Abrió un cajón y sacó un cuaderno con la tapa azul, le gustaba escribir a mano, tuvo que hacer un gran esfuerzo para no cerrar los ojos, se frotó las sienes por el dolor de cabeza que le visitaba cada noche y comenzó la tarea.

La pluma le pesaba por lo que decidió seguir con el ordenador aquella vez. Sintió que se había despejado, y animado, continuó con su historia: aquello era auténtico, al menos podría hacer feliz con sus palabras, entretener, quién sabe si algún día publicar...

La madrugada la pasó en vela, se sentía terriblemente cansado, pero a la vez, con el ánimo suficiente para desgranar diálogos, intrigas, besos apasionados entre sus personajes, situaciones divertidas, las tramas fluían de sus dedos aquel día.

Quedó dormido en la mesa. A las nueve, el ruido de unos pájaros traviesos picoteando en el cristal de su ventana le despertó. Un poco aturdido, se estiró, y tras un largo bostezo miró a su alrededor. El cuaderno permanecía cerrado y tocó una tecla para que la pantalla se encendiera. Medio dormido miró su correo, al principio le pareció estar soñando pero no, ¡tenía doscientos mensajes! Espabiló en ese instante.




Todos tenían el mismo asunto: "Felicidades" o "Enhorabuena"

Con el corazón en un puño, nervioso e intrigado abrió uno:

"Hacía tiempo que no leía algo que me divirtiera, me hiciera sonreír y hasta casi soltar alguna carcajada, no sé qué ha pasado, si es una inocentada o algo parecido, pero le doy la enhorabuena"

Así sucedió con cada uno de los que fue leyendo. Unos cuatro, no se atrevió a seguir.

No entendía nada.  Por lo que buscó entre sus archivos, abrió los dos lugares donde escribía ¡y por todos los santos! Allí estaba, entero, casi con descaro, si eso era posible: uno de los capítulos de su novela en vez de el artículo de turno, ¡el que aquella madrugada había escrito entre cabezadas!.

Se levantó de la silla y se llevó las manos a la cabeza... ¡Le echarían!  Y peor aún, seguro que era el hazmerreír de todo el universo, gracias a Internet, lo sabrían hasta en Australia. 

Entre avergonzado y con algo de curiosidad, leyó cada correo con cierta vergüenza. Ni un solo reproche, burla o semejante calificativo fue hallado. Todos parecían felices, intrigados por la continuación de aquella historia que había llegado a una publicación 'seria'. No sabía si reír o llorar, pero cuando hubo terminado, les escribió pidiendo disculpas pero a la vez, añadió unas palabras:

"Si desea conocer el final de la historia, no dude en escribirme se la haré llegar gratis. Gracias por leerme"

Al día siguiente, obtuvo contestación, en 'asunto' pudo leer: "Por favor envíe el final y siga escribiendo"

Un par de lágrimas cayeron por sus mejillas y un suspiró envolvió su habitación, tal vez jamás publicara un libro, tal vez nunca fuera conocido del modo que siempre había soñado, quizás escribir sus historias no sería su sustento, pero al menos, sus personajes ya tenían otros dueños ¡y vaya que si habían sido bien recibidos!

Amigos,un escritor que no puede escribir lo que siente, es como un enamorado condenado a no decir te quiero jamás a la persona amada. No importa si es o no correspondido y si el amor triunfa, lo verdaderamente importante es atreverse a pronunciar las palabras que uno siente en voz alta.

A nuestro protagonista, le incitó a dar a conocer sus historias el sueño, pero ¿Acaso no soñamos despiertos? 


Joana Sánchez 

15 de diciembre de 2012

En busca del icono perdido.






Leía el otro día en el diario INFORMACION que el gremio de hoteleros alicantinos pedían al ayuntamiento, que no exigían porque eso está  feo, un icono para Alicante. Al principio me quedé descuadrado, luego me di cuenta que pedían algo excepcional para la ciudad que lo identificara para de alguna manera generar más pernoctaciones  y atraer turismo en suma. En cierta forma es lógico.

Pero en Alicante no hemos sido capaces en décadas crear lo que el sector demanda. Solo de Hogueras y algo de Semana Santa vive el sector, aparte de un clima  y  playas envidiables. Si bien es cierto se ha aumentado la red museística (sobre todo con  el MARQ) hay un Auditorio, una buena gastronomía ,una Muestra de Teatro o un Festival de Música Contemporánea que carecen de cierta relevancia a nivel nacional.

Un Festival de Cine que no hace que la demanda hotelera  se note una pizca.No existe  para el sector.En San Sebastián fueron, curiosamente, los dueños de los hoteles los que propiciaron el Festival de Cine hace 60 años.Y ahí está entre los cuatro mejores de Europa de primera categoría.


Con esto de los iconos impuestos no estoy muy de acuerdo.Cada ciudad tiene su patrimonio que hay que cuidarlo, mimarlo y no destruirlo o desviarlo.Y esto no se ha hecho aquí. Más bien se ha destruido o reinventado.

Recuerdo los tiempos que mentes pensantes se les ocurrió poder colocar una noria gigante en el Puerto....O un funicular del Castillo al Puerto...O una mal llamada  Zona Volvo en donde premian los mercadillos en vez de acontecimientos puramente deportivos.


Y una zona ferial (IFA) en donde se hacen más conciertos musicales que lo que se debería hacer.Y la cosa va por ahí.Tenemos un Fijazz pero no es el de Vitoria , ni el de Donosti que arrastra  cantidad de gentes de otros puntos del país. 

Por no tener ,ni tenemos Palacio de Congresos, ni ese paseo marítimo desde Alicante a la playa de San Juan que podía tener cierto encanto mediterráneo. Suelo poner como ejemplo porque la conozco a Bilbao. 


Ciudad industrial, de fuste,con dinero,con arraigo,con señorío,  en aquellos sesenta y setenta que me tocó vivir, pero gris, y se ha convertido en una ciudad dinámica, preciosa,rehabilitada, con mucho comercio, culturalmente repleta y con iconos como el Palacio Euskalduna y el Guggenheim, aparte de esa maravillosa red de Metro y  con  esas   zonas ajardinadas diseñadas por los mas reconocidos,prestigiosos  y vanguardistas arquitectos mundiales.

En Bilbao el turismo nacional e internacional,gastronomía aparte de toda la vida, ha subido como la espuma. Bilbao ha sabido crear,diseñar sus iconos o icono si se quiere. Aparte de tener  un equipo de fútbol   en primera categoría  toda la vida,que también hace, y espero continúe aunque la cosa anda ahora un tanto  chunga. Y un  Teatro Arriaga con una programación cuidadísima y produciendo sus propias óperas.

Aunque las comparaciones sean odiosas,esa es la verdad de Bilbao como de  otras tantas ciudades españolas sin haber tenido Olimpiada o Expo. Alicante es una ciudad hospitalaria y debería ser más cómoda,agradable para caminar,limpia,remando todos en una misma dirección y no cada uno a lo suyo,algo típicamente alicantino.


No podemos colocar una noria londinense, ni un casino "seudo vegas" hortera,una zona volvo sin eventos deportivos de agua,...Igual el proyecto Puertoamor con la cercanía del  Golf  podría haber creado un turismo más interesante y que generara interesantes ingresos para la ciudad, y por ende para los hoteles.

Hasta Ciudad de la Luz, peligra, generaba pernoctaciones. Estamos pendientes de Bruselas...hasta en eso.Por lo tanto olvidémonos de iconos,y tratemos de potenciar lo que tenemos .Para mí, el icono por excelencia es el Castillo de Santa Bárbara con su inseparable Benacantil. Un pack. Ahora las salas del castillo se van a alquilar para  bodas, saraos y fiestuquis. Personalmente no me parece serio.

Si se quiere icono pues construyamos un" Nou " Empire State, pero más alto, de 443 metros,realizado por el constructor "oficial", y en lo alto coloquemos un King-Kong, o bien inflable o realizado por esos maravillosos artistas  nuestros fogueriles. No se me ocurre otra cosa. De verdad.


Paco Huesca