Siempre que camino delante suya nos miramos. Un hola está a punto de salir de nuestras bocas, pero ella continúa con su labor y debe pensar que soy una acosadora porque realmente me llama la atención y la observo con descaro y curiosidad.
¿Cuántos de nosotros sabemos coser hoy día? Muy pocos. No hay tiempo. Mejor que lo arreglen en la tienda o como mucho mamá.Ella es una emprendedora metida en su casa de cristal junto a sus labores. En el cartel que tiene pone "panadería..." pero está a medio quitar ¿quién sería el dueño?
¿Por qué no bautiza a su negocio? Sólo unas pegatinas de colores que se adhieren en el cristal delatan que aquel espacio es suyo. La única huella personal.
Pensé en charlar con la muchacha de pelo oscuro pero siempre que regreso la veo atareada y levanta la mirada para ese hola que no nos decimos y prosigue. Estoy convencida de que tiene cosas interesantes que contarnos, probablemente mucho más que las típicas historias de políticos, o famosetes carentes de vida interior, algo que a ella se les escapa por los ojos.
Hablan de las cifras de paro, de lo elevada que es la tasa en Alicante comparada con la media en otros lugares, pero cada vez que paso por delante de ese escaparate donde no venden vestidos sino que los reparan, pienso en las personas tan maravillosas ocultas en rincones que brillan con luz propia y uno ha de estar muy ciego para no verlas.
En estos días en los que abres un periódico y sólo la mediocridad, la gente hueca ocupa portadas, me pregunto ¿por qué no hablar de quienes hacen que este país se mueva? ¿por qué no más noticias positivas y engrandecer estos actos?
Hoy te volveré a decir hola con los ojos y puede que al volver, entre y te diga que te pases por aquí, esto es sólo un pequeño regalo.
Hoy te volveré a decir hola con los ojos y puede que al volver, entre y te diga que te pases por aquí, esto es sólo un pequeño regalo.
Joana Sánchez