19 de septiembre de 2010

Venderse el piso para vivir.



Tengo un buen amigo,de esos que se pueden contar con los dedos de una mano. Está en la década de los 60 y se puede decir que está en "la pobreza" más absoluta. Cobra un subsidio de 400 euros con lo que lógicamente no puede afrontar los gastos de luz,agua,gas y comunidad de propietarios.Y ya no hablo de comer que aunque pan y aceite es sano y barato, cansa.


Según me dijo había encontrado a través de un asistente social un comedor social al que acude.Yo esto no me lo creo del todo. Igual me lo dice para tranquilizarme.

Lo curioso de esta historia, imagino habrán más y peores,todo lo que tiene es nada menos, y nada más, que un piso grande, por cierto, en pleno centro de Alicante, y aunque lo tiene más de cuatro años en venta, no hay forma. 

Crisis, bajada de pisos, poca demanda son argumentos suficientes como para no haber encontrado ese ansiado comprador,o porqué no, la posibilidad de alquiler. El otro día me dijo que le habían dicho que lo podía vender,quedándoselo en usufructo, de una forma vitalicia para entendernos.


Piensa que si esto fuera verdad ,siempre y cuando encontrara a ese comprador de sus sueños, le darían unos miles de euros que solucionarían su problema hasta que muriese.No cabe duda, de ser así,se abarataría el precio pero afrontaría su situación sobre todo a una persona como él que cuanta ya con cierta edad y no tiene hijos.

El otro día me rompió a trozos cuando me dijo,siempre con cierta sonrisa, me falta vender el alma. Impresionante.

Y después de pensar y pensar, me permito lanzar la pregunta que él me hizo por si alguien tiene a bien contestarla: ¿Es esto así?.O mejor dicho, debe ser así. Gracias.
 
Paco Huesca

2 comentarios:

Joana dijo...

No. Sólo se me ocurre contestarte(le)así. La fotografía representa mi sentimiento. Deseo que tanto a él, como a muchos otros, les mejore su situación económica. No son cifras, son personas (amigos, vecinos, familiares...) existen y sus sentimientos también.

Enrique dijo...

Impresionante y tan cierto que hasta resulta vergonzoso. Así es nuestro mundo