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9 de julio de 2010

Bailoteos uniformados.

Ha causado bastante revuelo en Internet y en los medios de comunicación el vídeo de los soldados de la patrulla israelí dándose un baile. 

Normalmente las novedades que nos llegan de Oriente Medio no suelen ser esas. Acostumbrados a barbaridades de uno y otro bando podemos clasificar esta noticia como curiosa y desenfadada. 

Israel puso en marcha hace tiempo un servicio de vigilancia cibernético para rastrear la red en busca de imágenes que pueden colgar los reclutas. Todo ello para proteger la seguridad nacional y velar por el cumplimiento de las normas y el decoro que a todo militar se le exige. A éstos “reyes de la pista” les va a caer un buen paquete. 


Con lo poco que les quedaba de mili, no se les ocurrió otra forma de celebrar su próxima licencia que hacerlo de semejante modo. Ya se sabe que las cosas que se cuelgan en internet pueden ser vistas por cualquiera y en cualquier parte.


Yo creo que se merecen un arresto, pero no tanto por bailar en horas de trabajo y con el equipo de combate puesto, sino por qué les faltaba más gracia y salero al hacerlo. Qué van a decir por ahí cuando los vean, no les tomará en serio el enemigo, cuál chiste de Gila. ¿Y que dirían los jueces del “Mira quién baila” hebreo

Quizás: “vale muy bien, no está del todo mal, pero vais fuera de compás, tenéis que mover más la pelvis, os damos un cinco justito. Seguid trabajando chicos”.


Viendo las imágenes de la noticia por televisión me vinieron a la cabeza algunos chistes judíos de hace tiempo, que me gustaría compartir con los amigos del blog.


¿Qué es un chiste judio?





Un chiste judio es un chiste que los judios ya han escuchado y los demás no entenderán.





Sastre





Un sastre hizo un traje para un pastor anglicano, y se negó a aceptar ningún pago.





El pastor le envió una hermosa Biblia.





Dos semanas más tarde, el mismo sastre hizo otro traje para un sacerdote católico, y tampoco quiso cobrar.





 El sacerdote le mandó un hermoso libro de oraciones.





Finalmente, recibió de un rabino el encargo de otro traje, y una vez más rehusó cobrarle.





El rabino le envió otro rabino.




Emigración judía en la URSS





Breznev le preguntó en cierta ocasión a Kosiguin: “¿Cuántos judios hay en la Unión Soviética?”





“Unos tres millones”, contestó Kosiguin.





“Entonces, digame: si abriéramos las puertas de la Unión Soviética y dejáramos que se fueran todos los judios que quisieran, ¿cuántos emigrarían?”





Tras reflexionar un poco, Kosiguin afirmó: “¡Yo diría que alrededor de quince millones!”



Camaradería





Un ladrón fue atrapado en el jardín de un millonario judío, con una radio vieja en el bolsillo y un par de monedas.





“¿Qué quiere que hagamos con él?”, le preguntó la policía.





“Dejen que se vaya”, contestó el potentado. “Todos empezamos con poco”.




Jaim Weizman, primer presidente de Israel, dijo una vez: 

“¿Por qué cuando alguien es medio judio, apenas conocemos la otra mitad?”






Roberto Muñoz