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28 de marzo de 2015

Las ventajas de ser invisible. Somos infinitos.




Acabo de ver "Las ventajas de ser un marginado". Una película basada en un libro de Stephen Chbosky. No conocía el libro, ni en 2012 o 2013 cuando se estrenó la película le presté atención. A veces, las buenas historias tienen que aparecer en el momento justo. Esta tarde lo era.

Charlie, el protagonista, es un chico solitario, con una carga de sufrimiento que compensa redactando cartas a un amigo. Su objetivo: encontrar a alguien con quien hablar. Él es dulce, listo, prudente y frágil.

Adentrarse en la adolescencia es un terreno arduo para el cine, y no digamos para la novela. Los estereotipos acechan al autor a la mínima. Y cualquier producto que tenga a estos personajes como protagonistas despierta un recelo en el espectador. No es mi caso. De hecho, me aburren de manera soberana, muchos de los temas denominados 'importantes' desde el punto de vista adulto.

Lo esencial en nuestras vidas no es más que: la lucha por no sentirnos solos, la lucha por encontrar amor, saber sobrellevar el dolor, gestionar la locura que todos en un grado u otro, llevamos de serie, aprender a dejarnos llevar, recuperar la alegría y vencer a los miedos por muy grandes que sean. Y el de Charlie es un miedo que roza el trauma.



En "Las ventajas de ser un marginado", no hay historia de amor perfecta, ni amistades al uso, sólo problemas y alegrías que le pueden pasar a cualquiera, pero que a una determinada edad se viven con mayor intensidad y que si no se gestionan bien, pueden convertir a una excelente persona, en un hombre o mujer invisible para el resto, y peor aún, con un sentimiento de culpabilidad que no le permitirá vivir en paz jamás.

Pero no creo que sea una película o un libro para adolescentes, sino para personas que sean capaces de vibrar con una canción a todo volumen dentro de un coche. Para las que todavía, tengan la edad que tengan, les apetezca vivir esta corta vida como les da la gana. Sin hacer daño a nadie, pero sin pertenecer a ninguna tribu: los casados, las madres, los que interpretan la edad que tienen, no según cómo se sientan, sino como les han dicho que tienen que sentirse y así hasta el infinito.

Tal vez sea cierto que hay una edad para cada cosa. No lo sé. 

Lo único que sé es que me emociona hablar y pensar sobre los temas que trata la película. Y me aburre hasta dormirme de pie, lo convencional. 

Nadie dijo que tener dieciséis o dieciocho años fuera maravilloso. Está bien que este tipo de películas recojan, un drama, mezclado con la valentía de unos chicos que se sienten perdidos y que sufren y a la vez, viven minutos en los que experimentan la felicidad plena al sentirse vivos, aunque sólo sea a ratos.

El cine es diversión, pero en ocasiones, existe espacio para la reflexión.

Nunca vería "50 sombras de Gray" y sí un par de películas más como "Las ventajas de ser un marginado-invisible" ¿Por qué? Porque es más auténtica y real, incluso en lo que a sexo se refiere. 

Curiosidad: Leo una crítica en la que destacan que gustará a personas que eran jóvenes en los 90. No creo que los jóvenes de ahora carezcan de sentimientos y de empatía (al menos no todos)

Director: Stephen Chobsky

Guión: (Libro de Stephen Chobsky)

Reparto: Logan Lerman

                Emma Watson

                Ezra Miller

Nota: Paso de las críticas

Nota II: Paso de un trailer cuando no recoge la esencia de la historia que hay detrás. 

Nota III: La vida sigue siendo hermosa y complicada a pesar de creernos más sabios. Al final lo que duele, duele y mucho, pero cuando se es feliz... somos infinitos, con 16, 26, 36...


Joana Sánchez