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24 de noviembre de 2010

Ibi y Biar.




El pasado domingo tuvimos la oportunidad de volver a Ibi. Pero antes de entrar en materia, vamos a ponernos en situación.Hacía frío. No es nada original este apunte si tenemos en cuenta que queda un mes para navidad. Pero el pasado día 21, a unos veinte kilómetros de la ciudad de Alicante, Alaska parecía pertenecer a la comunidad valenciana.


Antes de llegar a la tierra del juguete hicimos una parada por Biar. Dadas las horas (en España se come entre las dos y las tres de la tarde) pudimos pasear por el pueblo sin tropezar con vecino alguno.Las casas, las fachadas, el suelo, los monumentos, la cantidad de fuentes que nos íbamos encontrando con su agua helada, nos mostraban un lugar cuidado.Tranquilo.



Lo positivo de esta visita fue el comprobar la cantidad de polígonos industriales que existen (mayores y mejor conservados que los de Alicante y con una cantidad de empresas impresionante), y lo negativo algún cartel de "SE VENDE" en algunas de esas adorables casitas.



Apenas nos habíamos alejado de nuestra tierra y la vida brotaba por todos lados. Los escasos vecinos que se atrevieron a salir a la calle iban dando saltitos. Quizás no éramos los únicos a los cuales las manos se nos habían quedado petrificadas. Pero ante semejante paisaje, merecía la pena callejear sorteando ese pequeño detalle.



A destacar la cantidad de información en cada esquina: nombre de una plaza, fecha en la que fue construida, y os recomiendo la visita a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Desde cualquier punto del pueblo se contempla su torre gótica. Está situada en la plaza de la Constitución.



El castillo de Biar reinaba el lugar pero esta vez no hubo oportunidad de visitarlo. Un apunte, la página web del Ayuntamiento tiene varios fallos y si buscas información no  la encuentras.



Una vez más hay que dar las gracias a los blogueros alicantinos que además de realizar excursiones y mostrarnos la belleza de nuestra provincia, adjuntan datos y toda suerte de información para el futuro visitante.Cuando sales fuera de tu ciudad para desestresarte se suele dar un hecho: el hambre se retira. O más bien, una olvida los horarios semanales. 

¿A qué nos lleva esto? a terminar comiendo en un área recreativa, con nuestros víveres casi a la hora de la merienda. Creo que ha sido el bocata que mejor me ha sabido en la vida. Dando saltos y riendo porque no soportábamos el descenso del mercurio.



Armados ya de valor nos dirigimos a Ibi, donde celebraban su feria medieval en honor a Santa Cecilia. No quiero parecerme a esos locutores que año tras año hablan de la nieve y "de que San Fulgencio de abajo ha quedado atrapado... como todos los años", no.


Pero si la prueba de Biar fue superada, lo de Ibi fue un reto. La primera frase que escuché de una señora fue: "Yo me voy a casa que con este frío es donde mejor se está...". No hice mucho caso porque quizás la señora estaba cansada... Comenzamos a echar un vistazo a los distintos puestos-la feria es tremendamente grande y hay una gran variedad- hasta que otro lugareño, un muchacho joven le decía a su pandilla que se iba a casita "que era donde mejor iba a estar". Preocupante.


Busqué por todos los puestos un gorrito porque por lógica, con ese clima, debía ser el producto estrella: pañuelos, jabones, comidas, complementos, libros en miniatura... pero ni un solo gorrito que llevarse al cap.


Para terminar el recorrido adquirimos algo tan típico como un cucurucho de castañas calentito. Lo intentamos. Incluso servidora que no las había probado en más de diez años, pero las orejas comenzaban a doler, en el termómetro ponía 7 grados y la prueba había sido superada.


Tómese con todo el humor del mundo esta narración de la visita. Volveremos a Ibi ¡hay tanto para visitar! y también a Biar para contemplar cada rincón con calma. Y sobre todo que fotografiar porque por primera vez la cámara quedó relegada a la mochila "castigada". Era mejor observar.


Maravillosa nuestra tierra y sus contrastes.


Un consejo obvio, si tienen pensado hacer una salida allí lleven unas orejeras y guantes, y el gorrito. No olviden el gorrito.




Joana Sánchez


Imágenes tomadas en febrero