El Sr. Muñoz y yo pasamos muchas veces por el polígono industrial de Alicante. Hay que preparar todos los sentidos antes de cruzarlo. La vista ¡no hay farolas!, el tacto, hay que sujetar el volante bien porque los baches parecen cráteres. El oído, por si se pincha alguna rueda durante la aventura. Y así podría seguir un largo rato.
Cada vez que atravesamos esas calles siempre comentamos lo mismo "¡qué triste tiene que ser venir a trabajar aquí!" y sobre todo, qué pésima imagen ofrecemos al de fuera. La suciedad campa a sus anchas, rincones con montones de basura, charcos, paredes pintadas....
Cada uno tiene sus aficiones, nosotros solemos fijarnos en los parques industriales. Hasta en el pueblo más recóndito de la provincia, te encuentras con una cartelería pulcra, clara, y una explanada donde las empresas brillan (por su cantidad) y porque el lugar es visible y está decentemente cuidado.
No tengo fotografías. Me niego a hacerlas cuando he tenido la oportunidad de pasar por el de Alicante. ¿La razón? demasiada oscuridad, demasiadas ganas de atravesar la zona cuanto antes.
Elche, San Vicente del Raspeig... lugares donde se cuida y se estimula el crecimiento de las empresas. Es sencillo, éstas son sinónimo de EMPLEO. ¿Qué pasa en Alicante? ¿Se tomarán medidas alguna vez?
A mí me da vergüenza ajena pasar por allí. Siempre lo digo, pero insisto, no sólo de playa vive nuestra querida Alicante.
Joana Sánchez