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26 de abril de 2010

Alcoy, qué hermosa eres


El senderismo se puede practicar de dos formas. Una, siguiendo las normas o dos... no haciéndolo. Hay infinidad de blogs y web's sobre este deporte campestre (passondeamigos,porahinoes,etcétera)son serios, ofrecen datos. Hoy sólo me apetece recomendaros Alcoy pero a mi manera, léase estas últimas palabras entonando a lo Sinatra.

Este sucedido tuvo lugar el año pasado. Se decidió ascender hasta la Ermita de San Cristóbal. Hacía un calor poco habitual en mayo. Al llegar al punto de partida varios grupos formados por familias al uso, parejas, niños alterados... poblaban una serie de mesitas muy conocidas para cualquier senderista.

Y allí, en lo alto de la montaña se divisaba una diminuta cruz de hierro. A su lado, la ermita, la cual había de imaginarse. Abajo las gentes acomodadas y arriba esperaba la aventura ¿por qué no se animarían a subir? 

Con más entusiasmo que otra cosa comenzó la ascensión por nuestra parte (la de los aventureros). Eran las tres de la tarde, el Lorenzo arañaba la piel y la comida se había pospuesto hasta la llegada. Desde las mesas, las miradas que nos lanzaban hacían daño en el cogote pero aun así: siguió la expedición. 

Qué paisaje, qué bello es Alcoy... ¡y qué calor hacía! En casos de cansancio extremo no es aconsejable reír, pero si has nacido con sentido de humor es un problema, puesto que cada cuatro pasos habrás de parar para limpiar tu frente de sudor y recolocarte las costillas por las risas. Íbamos comprendiendo porqué preferían comer a la sombrita.

Por el camino había señales en las piedras: unas bandas horizontales diminutas ¿quién colocará allí esas flechas?-nos preguntamos- la respuesta apareció ipso facto en forma de una gran cruz en el suelo que hizo que nuestra imaginación volara: allí debía yacer el señor que-cargado con un cubo de pintura y unas brochas-había culminado la aventura a medias. ¡Qué hacer! Continuar, la suerte estaba echada. 

Las piedras resbalaban tras apoyar un pie, el sudor cegaba la mirada y la gorra no cumplía su misión porque las visiones continuaron. Tras un tiempo (no sabría decir cuánto) lo logramos: Un mesa de piedra nos esperaba, y la cruz, y también la ermita, pero nos dio igual ¡lo habíamos conseguido!

Aunque nuestra soledad duró poco. A los diez minutos apareció un grupo de cuatro personas, nada particular si no tuviéramos en cuenta que dos de ellos eran niños y debían tener unos cinco o seis años. Ahí estaban, frescos como rosas y con ganas de juerga. ¿Por dónde subieron? Nunca se supo. ¿Estuvieron allí realmente? Tampoco se puede confirmar porque su visita fue breve, quién sabe...

Es interesante seguir las recomendaciones, pero siempre y cuando una sea prudente, es más emocionante y divertido hacerlo todo al revés. En este caso mereció la pena.

Por si quieres información y contemplar más imágenes dejo estos enlaces y ya nos cuentas tu experiencia, elijas la opción que elijas.


Joana Sánchez

12 de abril de 2010

Mochila y copa de vino




Siempre ha habido clases. Que se lo pregunten a Josemi Rodríguez Sieiro. El lugar más insospechado puede ser el escenario ideal para tropezarse con una persona con clase. Porque la clase y el estilo no se puede esconder.

El otro día como una senderista sin pretensiones, arribé a un bello mirador. Daremos unos datos para que puedan gozar de la hermosura que captaron mis ojos. Se trata de la Font del Pi. La brisa rozaba el rostro, el sol calentaba pero sin quemar cuando ¡qué ven mis ojos! dos auténticos sibaritas, probablemente de la misma Síbari brindaban con sendas copas. 

Delante de ellos había desplegada una mesita blanca inmaculada. Hablaban un idioma ininteligible pero ese dato no es relevante: el buen gusto no tiene fronteras.

Había hecho un nuevo descubrimiento y no se trataba de un riachuelo, de una ermita que se caía a cachos ¡no! Me hallaba ante una especie desconocida hasta ese instante: el lord de las excursiones. 

Me estaba dando una lección cual Josemi alterado por alguna provocación de sus compañeros en la radio. Aquel dandy de sienes plateadas junto a una señora rubia que lucía un modelo de senderista de lo más chic, sonreía, sostenía su copa (dedo meñique al aire) mientras a su alrededor llegaban sudorosos y jadeantes deportistas de fin de semana procedentes de la mencionada fuente. La plebe, la plebe...

Invitaría a estos seres a escribir un manual para el excursionista de lujo. O sea, el que se lo pasa de lujo copita tras copita sin dar dos pasos. Producía algo de temor saber que ambos debían deshacer el camino lleno de curvas en su ligero y elegante estado de embriaguez, pero hasta para eso derrocharon finura, bajando lentamente en su vehículo impoluto.

Ha nacido una variante del excursionismo de bocadillo y restaurante Casa Peposo: el de mochila y copa de vino, va por ustedes ¡salud!


Joana Sánchez

3 de marzo de 2010

Alicante, verde que te quiero verde



ALCOY
¿Con qué se relaciona Alicante? Playa, sol, más playa, más sol... Pero sabemos que eso no es una verdad al cien por cien. ¿Qué tenemos para aportar al visitante, incluso a los propios alicantinos? ¡Verdaderas maravillas! No hay más que coger un coche el fin de semana y en unos instantes, tendrás la sensación de haberte trasladado a otro país.


Hoy hablaremos de IBI y de una fugaz visita a ALCOY. ¿He dicho hablar? No. Mejor os dejo unas fotografías de mi paso por El paraje de San Pascual y El barranco de los Molinos. La visita a La Font Rotja fue breve pero intensa.


¿A qué esperáis para redescubrir nuestra provincia? Y a los de fuera: ¡Adelante, preparaos para disfrutar de la variedad paisajística!

Con un poco de espíritu aventurero y humor, un domingo puede ser distinto si asomas la cabeza por nuestros pueblos. 

Porque ALICANTE ES VERDE



Joana Sánchez